No recuerdo cuándo fue la última vez que pude observar una cartelera de cines comerciales con tanta diversidad en su oferta. Es grato para el público encontrar las marquesinas de las salas con variedad de títulos.
Después de un arranque abrasador de “Avatar: el camino del agua”, rompiendo todos los récords de las taquillas en el mundo, ocupando casi la totalidad de las salas de proyección de cualquier complejo, llega un cierto equilibrio en opciones de la cartelera.
Del mismo James Cameron, rey de las taquillas universales, tenemos al mismo tiempo que su secuela de “Avatar”, el reestreno, 25 años después, de “Titanic”. Esto algo insólito, tener dos de sus más exitosas películas en una misma temporada de exhibición. Lo sorprendente es que “Titanic” sigue llevando gente a las salas.
Del Reino Unido, llegó sin muchas expectativas, ni grandes campañas de mercadotecnia; “Winnie Pooh: sangre y miel”, adaptación de terror, sobre el célebre osito. La película, dirigida por Rhys Frake-Waterfield, fue producida con un presupuesto del tipo “micro”, con 15 mil dólares; y, tan solo en taquillas de México, ha logrado recaudar en dos semanas, cerca del millón de dólares.
De lo mejor que nos da la cartelera, aparecen un par de películas, que coinciden en plantear al cine visto desde el cine. “Babylon”, de Damien Chazelle, que es una gran obra cinematográfica, con poco éxito en taquillas, pero, me parece, la mejor opción para ver en cines. La otra, es también extraordinaria, “Los Fabelman”, es la más reciente entrega del siempre ganador Steven Spielberg.
Otra película, que resulta interesante para ver este fin de semana, es la última del director M. Night Shyamlan, quien nos entrega un thriller, con tintes de terror: “Llaman a la puerta” (Knock at the Cabin). Esta obra, se colocó de inmediato entre las más taquilleras.
La oferta en salas de proyección, es amplia. Hoy, es extensa; nos ofrece desde la animación, con la segunda entrega de “El gato con botas”, hasta el terror de “Megan”. Existe un producto cinematográfico para todos los gustos, incluyendo la nostalgia que puede provocar “Titanic”.
La mejor fórmula para que el público no desista de acudir a los complejos de exhibición cinematográfica, es dar variedad en la oferta. Es desolador, cuando uno se enfrenta a la nula diversidad de títulos en los cines. Seguramente, pronto, todas estas películas que he mencionado, coincidirán en plataformas de streaming, pero, de algunas, es mejor verlas en la pantalla grande.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo