Cada día millones de personas acudimos a las redes sociales para observar la vida de famosos y gente de nuestro entorno, presenciamos en la distancia como viven sus días, qué hacen, qué desayunan, las imágenes que comparten, temas diversos que nos alegran, enojan o pasamos sin detenimiento.

Muchos de esos “estados” sugieren un texto cuya narrativa se ha transformado, cambios que han influido en nuestra forma de expresarnos, como el uso de íconos, emojis y otros elementos propios de la tecnología, sin miramientos suplen nuestras emociones, con su uso cotidiano evitamos la escritura para captar la atención de quien observa. Es de llamar la atención la redacción que respeta a la ortografía, que no descuida los detalles y otorga, por muy breve que sea el contenido, la manera correcta de escribir.

Esto dando como resultado el hecho de pasar por alto errores de escritura sea o no con conocimiento y la justificación promovida es que a las redes sociales no hay que tomarlas tan en serio, en esa comodidad, se distorsiona la narración con el mal uso de los elementos de la misma.

Por su parte, la tecnología, otorga las herramientas para los usuarios que desean expresarse a través del texto, cuenta con ventajas al punto tal que le facilita la investigación y la corrección de la ortografía y gramática, sin embargo, se acude en pocas ocasiones a estas funciones, sin importar si cuentan con una correcta redacción o no.

Las redes sociales, en particular, han transformado la narrativa de varias maneras. Por un lado han democratizado la creación de contenido, permitiendo que cualquier persona comparta su historia con el mundo con solo unos pocos clics. Esto ha llevado a la proliferación de historias personales, testimonios, opiniones y experiencias compartidas en una escala masiva.

Más allá del aspecto negativo, debo destacar que hay una democratización que facilita el compartir relatos en las plataformas digitales, lo que otorga una enorme variedad de historias, con el objetivo de crear conexiones. Por ello, las grandes firmas y marcas hacen uso de la narrativa para lograr comunicarse con su mercado meta, involucrándolo valiéndose de la creatividad, originalidad distintiva, por lo que, en esta era digital, captar la atención de los navegantes no sólo son imágenes, el slogan toma gran relevancia como identificador principal con una frase correctamente estructurada y efectiva, lo que a su vez genera un desafío para los redactores que reconocen el poder de las frases bien construidas.

Para el periodismo digital no hay gran diferencia, lo visual ha tomado gran relevancia, y concede gran valor a las técnicas narrativas que se han vuelto más digeribles y accesibles para atraer a los lectores.

A pesar del tiempo, de los avances tecnológicos y su evolución, no hay duda que la prioridad es la comunicación humana, sobre todo en aquellos que hacemos uso de ella en su modalidad escrita y hemos debido adaptarnos a los cambios tecnológicos, jamás sin dejar de lado el uso correcto y el respeto de las reglas gramaticales muy lejanas a las modas y uso de un lenguaje basado en imágenes.

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