De acuerdo con este concepto psicológico y a su vez proveniente de la espiritualidad, en nuestra vida nos cruzamos con gente y circunstancias que funcionan como un espejo, es decir, la respuesta positiva o negativa que otorgamos al interactuar y responder a dicha gente y situaciones, es el reflejo de nuestras propias emociones y realidad.

Quizás te has preguntado cómo es que ciertas personas no son de tu agrado y como es que con otras te puedes identificar de inmediato, independientemente del entorno en que te encuentres o si el contexto es igual para ambos. Las cualidades y “defectos” que observamos en otros hablan mucho de nuestra personalidad, este argumento postula que la gente con defectos parecidos a los propios nos incomoda porque funcionan como un reflejo, en otras palabras: “lo que te choca te checa”, aquello que no nos agrada de nosotros, efecto que en la psicología se conoce como proyección, la cual atribuye a otros una realidad de nosotros.

Lejos de los estudios psicológicos que generaron este tema para identificar el autoconcepto en los niños en su primera infancia, el efecto espejo, encaminado al aspecto emocional, indica que atraemos personas que tienen rasgos similares a las nuestros, aspectos que no hemos logrado aceptar o reconocer cuando las observamos en otra gente y generan en automático una resistencia, por lo que su funcionamiento alcanza las relaciones sociales.

Tener conocimiento de este mecanismo nos ayudará a controlar lo que también proyectamos e identificar el efecto que generamos en los demás, lo que a su vez permitirá profundizar en el crecimiento personal, del mismo modo resulta preciso evitar a toda costa la protección propia, eliminar la resistencia para poder hacer frente a nuestras imperfecciones, tener mayor conciencia de nuestras emociones y reacciones, así como eliminar pensamientos negativos, estas prácticas representan un desafío, pero una vez que se logre el manejo adecuado será posible modificar patrones establecidos de hace tiempo o recién adquiridos, a través de la reflexión objetiva.

Es posible que no todos tengamos el mismo acceso a recursos o técnicas para poner en práctica la introspección y que esta resulte efectiva; sin embargo, existen métodos que no requieren más que la voluntad y esfuerzo, por lo que el manejo de la autocompasión debe ser una destreza constante que genere amabilidad propia y disminuya la resistencia por conocernos, así como responsabilizarnos de la manera en que nuestra postura afecta o beneficia una situación o la interacción con los demás, y que esta represente la oportunidad para aprender que cada gente nos enseñará algo sobre nosotros mismos, para ello debemos estar dispuestos a verlo y a mejorar nuestras relaciones interpersonales y bienestar emocional.

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