Francisco Patiño Cardona, ingeniero químico y metalúrgico hidalguense, aseguró que la explosión del ducto de Pemex en Tlahuelilpan derivó de “una acción premeditada” que inició con la excavación de la zanja y la incitación de la gente para robar el combustible del ducto.
Agregó que, científicamente, la hipótesis de Alejandro Gertz Manero, fiscal General de Justicia, en la que señala que la fricción de las fibras de ropa que portaban pobladores habría provocado el incendio, “es muy débil”, pues para generar la explosión se necesitó una fuente más potente, aseguró.
“Coincidimos en varias cosas, pero en lo que no, es que la chispa que provocó la tragedia tuvo que haber venido de una flama externa, de un fogonazo, de un encendedor, cerillo o un cigarro cuando se aspira”, expresó esta mañana en conferencia de prensa.
Derrame igual a cinco pipas
El químico metalúrgico agregó que técnicamente y como mínimo, en la zona de la extracción se derramaron alrededor de 100 mil litros de combustible; es decir, cinco pipas con capacidad de 20 mil litros, que liberó una explosión equivalente a 368 mil 400 cartuchos de dinamita.
El científico indicó que la explosión no solo generó una temperatura superior a los mil grados centígrados, sino una transmisión de onda térmica de mil 500 metros por segundo; es decir, las personas que se encontraban cerca, se volatizaron.
“Fue un sitio similar a un polvorín, una acción criminal. También algo que se tiene que hacer es cambiar los protocolos que sigue Pemex para cerrar las válvulas de los ductos cuando haya una fuga, pues estamos en una guerra con los huachicoleros y la estrategia debe ser otra”, opinó el doctor, quien puso su hipótesis a disposición de las autoridades federales y estatales.
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