Lola Costilla y Coco Adobada eran dos cachorros callejeros que deambulaban por la zona del Aeropuerto de Toluca, pero tuvieron la suerte de caerles bien a los obreros que edificaban la sucursal de los Rancheros del Sur.

Sus nombres no se dieron al azar, cuando llegaron al predio, Lola estaba en las costillas, era muy flaca y vulnerable. Para Coco fue más sencillo, pues las costillas asadas y la carne adobada son la especialidad de la casa, cercana a Tollocan.

Para Grecia Acuña, la protectora de Coco y Lola, su llegada marcó un parteaguas en su vida, por lo que cada vez se hizo más apegada a ellos hasta que un día, los “contrató” como guardias de seguridad. 

Como todo trabajador, tienen horarios y gafetes; por las mañanas descansan en un corral, en las tardes comienzan a vigilar la entrada de autos y ya entrada la noche, cuidan cada espacio y ladran si escuchan a algún curioso y ayudan al guardia a mantenerse alerta.

Costilla y Adobada han demostrado su lealtad a Grecia, pues evitaron que le hicieran daño durante un asalto a mano armada.

No tienen entrenamiento de protección, pero son muy territoriales, antes los teníamos sueltos, pero aquí pasan muchos perritos”, dijo Acuña.

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