CDMX.- El cuerpo de la joven permaneció cinco días sin ser identificado. Fue hasta este miércoles que el Instituto de Ciencias Forenses (INCIFO) conrfirmo que el cadáver correspondía a la menor de 16 años perteneciente a la comunidad otomí.

De acuerdo con la Fiscalía capitalina, la adolescente falleció a causa de un atropello la madrugada del 22 de marzo  en el cruce de Bucareli y avenida Paseo de la Reforma. Luego de las pruebas realizadas, el cuerpo de Maricela “N” fue entregado a sus familiares.

El cuerpo fue entregado a nueve días de su muerte debido a los rotocolos de actuación de las autoridades, situación que causó indignación entre la comunidad otomí, quienes acusaron irregularidades en la investigación.

Mientras su madre Esther y su tía Joaquina Paulino exigían la realización del las pruebas de ADN, , los restos de Maricela “N” fueron custodiados por el Instituto de Ciencias Forenses (Incifo) desde el pasado 24 de marzo.

Alrededor de 200 integrantes de la comunidad protestaron afuera de la Fiscalía General de Justicia (FGJ) capitalina, donde denunciaron una serie de irregularidades en el caso, desde un mal manejo de protocolo hasta discriminación.

Dos horas después de la manifestación, el cuerpo de la adolescente fue entregado y ahora dolentes exigen que su muerte se investigue bajo el protocolo de feminicidio

A la madre a y la tía de Maricela “N”, demandaba que los resultados de la prueba genética les fueran entregados en este semana pero les dijeron que los resultados que podrían tardarse de un mes a un año.

Ambas mencionaron que desde el momento en que la joven desapareció llamaron al número de emergencias 911 en donde acusan no haber sido tomadas en serio por ser indígenas, hecho que también dio en el Ministerio Público de las coordinaciones territoriales número 6 de Cuauhtémoc y 9 de Iztapalapa.

DESPIDEN A MARICELA

Aunque la muerte de la menor de 16 años, según las autoridades, fue a consecuencia de un accidente de tránsito, los deudos no concuerdan con la versión, pues aseguran que la joven sabía “moverse en esas calles” y más esa zona, donde acostumbraba trabajar.

Esa madrugada empezó el calvario de Maricela. El reporte de la fiscalía capitalina indica que paramédicos se llevaron el cuerpo aún con vida y lo trasladaron a un hospital de Iztapalapa, luego otro informe de la misma dependencia refiere que la menor llegó sin vida a dicho hospital, por lo que se llevaron el cadáver en calidad de desconocida al Incifo.

Sus amigos, hermanos y la comunidad otomí le dieron el último adiós, entre llantos exigieron justicia y que su muerte no quede impune y que los encargados de la fiscalía reconozcan el error que cometieron al tratar a Maricela de esa manera.

Con información de El Universal.

 

 

 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *