Alejandra Pérez Serrano dedicó los últimos ocho meses de su vida a ser brigadista en las jornadas de vacunación contra COVID-19 en Hidalgo, los días pesados no mermaron su vocación de ayudar.
En entrevista con AM Hidalgo la estudiante del sexto semestre de la licenciatura en Enfermería en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) contó su experiencia a lo largo de estos meses de trabajo.
Comentó que ahí se encontró con un equipo muy unido que le dejó un gran aprendizaje y momentos memorables durante su colaboración en el área de registro, captura de datos y filtros de entrada en las jornadas de vacunación de Pachuca y Mineral de la Reforma.
Con una gran vocación por ayudar, Alejandra decidió entrar a las brigadas contra COVID-19 luego que en marzo la Delegación del Bienestar en Hidalgo convocó a estudiantes de su instituto con cierto número de créditos escolares. Resaltó que su carrera fue la que más personal aportó.
Tras su entrada voluntaria, realizó cursos y capacitaciones impartidas por personal de la dependencia federal sobre el virus y como prevenir contagios, factor importante debido a la gran cantidad de personas que esperaban para la inmunización.
“Cuando lanzaron la convocatoria estábamos en un momento muy complicado de la pandemia, eso influyó para que muchos de mis compañeros no quisieran entrar a las brigadas por temor a contagiarse. No estábamos vacunados, pero aun así enfermería fue la carrera que más voluntarios aportó”, comentó.
JORNADAS LARGAS Y COMPLICADAS
De acuerdo con Alejandra, las jornadas eran cansadas, sin un horario establecido, todos los brigadistas tenían que reportarse en sus sedes de vacunación a las 7:00 horas, pero su salida dependía de la carga de trabajo, a veces era a las 17:00 horas o incluso hasta más tarde.
El turno de los adultos mayores, que se llevó a cabo del 8 al 12 de marzo, fue una mezcla de situaciones difíciles para los brigadistas, ya que, dijo, la organización no fue la adecuada al concentrar a todas las personas en una sola sede, pero también dejó un sentimiento grato ante la amabilidad y buen trato por parte de los pacientes.
De ahí en adelante, comentó, las jornadas se tornaron normales, pues con lo aprendido durante la primera hubo menos errores administrativos y la implementación de más sedes mejoró la organización. Debido a ello calificó como excelente el trabajo de su equipo, gracias a la unión y buen ambiente.
“El ambiente con los compañeros era muy agradable, eso ayudó a que los días no se hicieran tan pesados. Al menos en mi experiencia me encontró con los mejores compañeros que me pudieron tocar, sin importar las carreras o el rol que desempeñamos todos nos llevamos bien”, señaló.
SORPRENDIÓ RESPUESTA DE JOVENES; PERSONAS DE 30 Y 40 DECEPCIONARON
Para la joven enfermera la gran asistencia de jóvenes fue una grata sorpresa, ya que no esperaban tanto nivel de responsabilidad en las personas de 18 a 29 años, quienes con todos los documentos correctos, en tiempo y forma, acudieron a inmunizarse.
En contraparte, dijo que las personas de 40 a 49 años fueron los que más complicaron su jornada pues mostraban poca atención a los pasos a seguir para ser vacunados así como para llevar la documentación necesaria.
“Los de cuarenta años fueron los más complicados, mostraban mucha prepotencia porque no llevaban todos los documentos necesarios, varios compañeros fueron agredidos físicamente por señalar esa falta de papeles, la gente no entendía que nosotros solo estábamos haciendo nuestro trabajo”, comentó.
De igual manera dijo que los treintañeros decepcionaron, en su caso por el poco interés mostrado en la jornada de vacunación ya que la asistencia fue “a cuenta gotas”, cuando era uno de los sectores de la población que más esperaban los brigadistas.
LOS AGRADECIMIENTOS NO LOS CAMBIA POR NADA
El pasado 29 de octubre, en el marco de la aplicación de segunda dosis para jóvenes de Mineral de la Reforma, fue el último día como brigadista de Alejandra, luego de ocho meses en los que recuerda especialmente el agradecimientos de las personas.
Dentro de los gestos que más recuerda están las cartas y miles de agradecimientos que recibió por parte de las personas, además, en una ocasión una familia le invitó un desayuno al ver el esmero y la dedicación con la que desempeñaba su actividad.
Alejandra es una de las miles de personas que colaboraron en las jornadas de vacunación contra COVID-19 en Hidalgo, mismas que sin importar el riesgo, se encargaron de garantizar la organización y ayudar a resguardar la salud de toda la población.