En medio de un jolgorio con música de banda y buen ambiente, se realizó la primera jitomatiza en la comunidad Tortugas perteneciente al municipio Metepec, en Hidalgo, donde aproximadamente dos toneladas de los frutos que sirvieron como proyectil para expulsar el estrés y pasar un rato de diversión.
Desde muy temprano, uno a uno llegaron los participantes para un evento sin precedentes, ya que por primera vez en Hidalgo se realizaría una guerra con jitomates, los cuales, cabe resaltar, fueron merma de las y los productores locales.
En las inmediaciones del lugar abundaron los puestos de comida, bebida y hasta artículos de belleza, para el hogar y las mascotas, que eran adornados con el folklor y color de algunos bailarines que participaron minutos antes en una muestra de danza.
LA BATALLA ROJA
Con una playera blanca con el nombre del evento y su símbolo atrás, al ritmo de la banda de viento, los participantes dieron una vuelta por el centro de la localidad, como gladiadores por las antiguas arenas romanas antes de entrar a pelear.
El área de batalla que estaba delimitada con cinta amarilla de precaución para todos aquellos que no quisieran ser partícipes de la jitomatiza, contenía en montones todos los frutos rojos y verdes, algunos ya hechos pedazos o con desperfectos, por lo que no eran aptos para su venta, pero sí para desestresar con su vuelo por los aires.
En calma transcurrieron los primeros minutos ya con los guerreros dentro del campo; sin embargo, antes de tiempo un jitomate voló por los aires impactando a una persona, por lo que sin dar paso a la alarma de inicio, comenzó la batalla.
Niños, mujeres, personas adultas mayores, todos eran partícipes, algunos solo unos minutos ya que la presión y los proyectiles eran tantos que hacían imposible permanecer en el área, solo los valientes aguantaron a rajatabla el golpeo para inmediatamente lanzar su respuesta.
Al pasar de los minutos el fuego no cesaba, si bien por cansancio paró la inercia del combate, pero nunca dejaron de volar jitomates por los aires mientras los participantes entraban y salían de la zona delimitada.
Luego de aproximadamente 30 o 40 minutos, por fin los dos bandos en los que se dividió la batalla después de iniciada terminaron la lucha amistosa en la que aún sobraban muchos proyectiles, pero no energía para ser lanzados.
Con una foto para el recuerdo y con baile con la banda que jamás dejó de tocar, culminó la lucha que dejó un sinfín de personas con la ropa y cara roja, mismos que prometieron sería la primera de muchas representaciones que a partir de hoy hará la comunidad.