Los 30 trabajadores de la recién creada Dirección de Salud Emocional, dentro de la Secretaría de Educación Pública en Hidalgo, son insuficientes para atender a estudiantes y padres de familia de los más de 8 mil planteles de educación básica que operan en la entidad.

Rafael Castelán Martínez, quien recién entregó la dirección ejecutiva de Servicios Integrales de Inclusión Integral y Derechos Humanos A.C. (Seiinac), agregó que no existe un protocolo que responda a las situaciones actuales para prevenir y atender casos de violencia escolar.

“El protocolo que existe actualmente tiene 20 años que fue creado y emitido, limitándose a instruir al docente a que lo reporte a su superior inmediato, este al siguiente y así sucesivamente”.

El activista social señaló que dicho protocolo sólo se limita a que el afectado por violencia escolar reciba una disculpa por su agresor, sin contemplar un seguimiento al caso para evitar que continúe la situación.

CASO EN SANTIAGO DE ANAYA

Las declaraciones son ofrecidas tras el fallecimiento de un niño de 11 años de edad al interior de la escuela primaria Benito Juárez, en la comunidad El Xitzo, municipio Santiago de Anaya.

El niño, alumno de dicha institución educativa, presuntamente era víctima de bullying por parte de compañeros de escuela, lo que derivó en lesiones que le habrían provocado la muerte.

Castelán Martínez indicó que es necesario un protocolo adecuado a la situación social que se vive actualmente.

Así como personal suficiente para atender la salud emocional de los integrantes de cada comunidad educativa en Hidalgo.

“La sociedad en general, las familias, vemos y vivimos situaciones de violencia, que incluso las hemos normalizado y eso no puede ser”, enfatizó.

PIDE NO CRIMINALIZAR

Sobre el caso en particular ocurrido en Santiago de Anaya, dijo que no se debe criminalizar el tema ni a quienes formaron parte.

“Claro que debe existir una responsabilidad, claro que debe existir una sanción, pero también se debe ir al origen, a la causa de la situación”.

Sobre el resarcimiento al daño provocado, reconoció que es muy complicado, “porque se trata de una vida que con nada se puede reponer”.

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