El edificio prehispánico descubierto en Tecacahuaco, Atlapexco, es el vestigio de una construcción mayor incluso con estructuras arquitectónicas aún por recuperar en esa zona de la Huasteca hidalguense, reveló el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) luego de realizar tres visitas de trabajo en la región.
El basamento de planta circular, el cual fue encontrado por pobladores en abril de este año, es una subestructura de una construcción mayor, la cual habría alcanzado 15 metros de diámetro en su base.
Incluso, alrededor se encontraron vestigios arquitectónicos cercanos, entre ellos un juego de pelota, aún bajo manto vegetal, de aproximadamente 18 metros de largo, informó el INAH en comunicado de prensa.
SEÑORÍO DE METZTITLÁN
Entre los rasgos del edificio prehispánico destaca su bien preservada escalinata, flanqueada por dos alfardas, un paramento en posición de V, restos de un aplanado de barro y evidencias de que se trata, en realidad, de la subestructura de una construcción mayor, la cual habría alcanzado 15 metros de diámetro en su base.
Aunque aún no es clara la temporalidad del edificio y del sitio en general, fragmentos de obsidiana recolectados en superficie indicarían una ocupación hacia el periodo Posclásico (900-1521 d.C.), en función de literatura arqueológica que refiere la identificación de yacimientos de ese material en lugares cercanos a Tecacahuaco, como el actual municipio de Zacualtipán.
Si bien en la Huasteca hidalguense hay ocupaciones previas, la posibilidad de que el basamento corresponda a esa época implicaría que Tecacahuaco fue un asentamiento bajo el control del señorío de Metztitlán, hegemónico en la región durante dicho periodo.
SITIO DE CURACIÓN
A raíz de este descubrimiento, el cual se suscitó cuando un vecino del barrio de Tlamaya buscaba ampliar su potrero, los pobladores de Tecacahuaco comenzaron a indagar entre las personas mayores acerca de indicios del ahora confirmado sitio patrimonial.
Así, por ejemplo, se recuperaron las historias de un sacerdote que hace muchos años ordenó destruir unos ídolos de piedra, según relata Eugenio Hernández Hernández, delegado auxiliar de Tecacahuaco, apoyado en la traducción al español por Ladislao Márquez Osorio.
También menciona a los curanderos que, hasta hace algunas décadas, acudían a lo que entonces era un lomerío para realizar pedimentos de curación.
Cuando alguien enfermaba, abunda, el curandero y la persona asistían al sitio para realizar una ofrenda de aguardiente, pan o zacahuil (tamal de gran tamaño, hecho con masa de maíz y tradicional en la Huasteca hidalguense); todo en una hibridación del culto católico realizado en sitios sagrados precolombinos.
Derivado de ello, y ante el interés que han despertado el monumento circular y el sitio arqueológico de Tecacahuaco, los pobladores dialogan con el ayuntamiento de Atlapexco y con los gobiernos estatal y federal.
“La gestión de nuestras autoridades busca que el sitio se proteja, se conserve y que el INAH pueda hacer los estudios correspondientes”, dijo Ladislao Márquez.
LUGAR DE PIEDRA HUECA
Se trata, de los primeros trabajos que el INAH emprende en Tecacahuaco, poblado de la Huasteca hidalguense, cuyo topónimo nahua se traduce como “lugar de piedra hueca”.
“Iniciamos el trabajo de fotogrametría y análisis que permitirán documentar las características de los edificios en cédulas de la dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos, para así darle certeza e identidad a esta área de monumentos”, dijo el titular de la representación estatal del instituto, Osvaldo José Sterpone.
Un eje de acción es el diálogo con la delegación de la comunidad y el comisariado ejidal de Tecacahuaco, toda vez que, ante su interés por la conservación del basamento, una opción planteada por Sterpone, es que constituyan un órgano coadyuvante con el INAH.