La pasión de Cristo, la fe y el sufrimiento se sintieron en las calles de Irapuato, con la tradicional representación del Viacrucis Viviente de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, del Templo de la Divina Providencia.

Tras dos años de pausa, por la pandemia de COVID-19, se retomó esta representación que por más de 60 años se ha hecho en Irapuato, con el objetivo de recordar lo vivido por Jesús, pero también con un mensaje de paz, amor y esperanza.

En punto de las 9 de la mañana comenzó el peregrinar del viacrucis, en el que nuevamente Luis Antonio Pérez García dio vida a Jesús, mostrando su sufrimiento al cargar la cruz, siendo golpeado por los soldados romanos y representando las tres caídas.

El dolor se pudo sentir entre los cientos de ciudadanos que la mañana de este viernes salieron a acompañar el viacrucis, en el que chicos y grandes lloraron al ver cómo golpeaban al hijo de Dios.

Desde los balcones, tiendas comerciales y la vía pública, los ciudadanos pudieron presenciar este viacrucis, incluso algunos realizaron el recorrido entero, acompañando y dando ánimos a los integrantes de la Hermandad, que se entregaron en cuerpo y alma a su fe.

El realismo de la representación cada año es mayor y en cada pasaje bíblico se observaron las lágrimas reales de quienes representaron a María, María Magdalena, las piadosas y todos aquellos personajes que acompañaron a Jesús en este largo trayecto.

El recorrido inició en la calle Santos Degollado, siguiendo por bulevar Díaz Ordaz, Torres Landa, avenida Guerrero, calle Revolución, Ramón Corona y Álvaro Obregón, hasta llegar nuevamente al Templo de la Divina Providencia.

Encarna a María, lo hace por amor a Dios y a sus hijos

Ya son varios años desde que Susana Santoyo Morales comenzó a interpretar a María en este viacrucis viviente, representación que la llena de alegría y dolor, pero que realiza con mucho amor y entrega.

Fue algo bonito, a dos años ya estábamos ansiosos de hacerlo, ante tanta gente que vino a verlo, para mí representa algo que sale del corazón, soy madre de dos hijos y entiendo el sufrimiento de una madre”, refirió.

Aunque toda su vida ha sido cercana al Templo de la Divina Providencia, su participación en la Hermandad ha sido por ocho años, dos de pandemia en los que no se pudo realizar la actividad.

De los seis años restantes, Susana participó dos años como María Magdalena y cuatro como María, pero tiene el ánimo de continuar cada año si Dios se lo permite.

Nos centramos más en la fe, en el amor a Dios, me gustaría continuar aquí hasta que Dios diga”, puntualizó.

MGL

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