Con información de Eribaldo Gutiérrez

Irapuato, Guanajuato.- Fue en 1880 cuando el capellán del Santuario de Guadalupe del Puente, Juan Nepomuceno García, se le ocurrió la idea de que las personas en cada Barrio de Irapuato celebrarán a la Virgen de Guadalupe, por lo que se decidió hacer un octavario para el mes de diciembre de ese año, lo que dio inicio a uno de las fiestas más características de Irapuato, los tradicionales Barrios, donde no se invita, se llega.

Aunque actualmente estas festividades abarcan desde el 30 de noviembre al 31 de diciembre de cada año, en aquel diciembre de 1880, dice el Archivo Histórico municipal, el primer Barrio se llevó a cabo un 12 de diciembre y tuvo lugar en la parroquia (actual catedral de la ciudad).

Y continúo el día 13 de diciembre de 1880 en el barrio de Santiago, el 14 en barrio de San Vicente, 15 en el barrio de San José, 16 en el barrio de San Miguel, 17 de diciembre del Señor de la Salud, 18 en el barrio de San Cayetano y finalizó el 19 de diciembre en el barrio de Santa Ana.

A decir del Archivo Histórico, los Barrios de aquel entonces fueron un hecho único pues se aplicó el octavario que es el periodo de ocho días dedicado a una festividad o celebración religiosa, por lo cual los primeros Barrios solo tuvieron la duración de 8 días.

Después de esa primera festividad, donde la importancia radicaba en rezar el rosario a la Virgen de Guadalupe, se le añadió la comida, pues esta surgió cuando las personas regalaban alimentos a los músicos que acompañaban las peregrinaciones, además del tradicional ponche de estas épocas del año.

Ya para 1974 la capilla Alma Mater requería recaudar fondos para su rehabilitación y para ello Raúl Mata Hernández hizo la sugerencia al padre Rangel de organizar los Barrios para recaudar fondos y se organizó un convivio con música, juegos mecánicos, comida y bebidas tradicionales en calle Cartero de colonia El Refugio.

Fue así como al año siguiente las colonias como Carmelitas, Irapuato, El Refugio, Valle del Sol, Infonavit, El Cantador, El Bosque y Plan Guanajuato se sumaron a la celebración además de que comenzó el adorno de las casas con papel picado e incluso pintaban la fachada de los inmuebles.

Lo que inició como una festividad religiosa para honrar y venerar a la Virgen de Guadalupe, al transcurso de estos 143 años, los Barrios se han vuelto también en reuniones sociales, y una festividad esperada en muchas colonias.

Porque cuando toca el Barrio, se espera la llegada de los amigos y familiares que residen en otra parte de México o incluso del extranjero, que con un plato de pozole o unas tostadas, sin que haga falta el ponche, así como en las calles los juegos mecánicos y los comercios, se reencuentran durante las noches decembrina irapuatenses.

Barrios reúnen a viejos amigos 

Aunque los tiempos cambian, las tradiciones no y un claro ejemplo de ellos son los Barrios de Irapuato, fechas en las que Andrés Villanueva Aguilera, residente de Irapuato aprovecha para convivir con antiguos vecinos y amigos actuales, pues cada año se reúne para pasar un rato agradable. 

El irapuatense mencionó que durante 20 años de su vida vivió en el Centro de Irapuato en la calle Lerdo de Tejada donde habitualmente celebraba esta festividad originaria del municipio fresero y el cual festejaba cada 14 de diciembre. 

“Es importante seguir con este tipo de tradiciones porque es un momento de unión tanto con tu familia como con tus vecinos, con la gente de tu calle y poder participar en momentos de alegría y festejo con la gente”, dijo. 

Señaló que los barrios generan momentos de encuentros que son muy importantes que se tengan como sociedad y donde se pueda compartir no solo los típicos alimentos que se reparten como los ponches, pozole, tostadas, pues también se trata de disfrutar en una convivencia sana. 

Expresó que aunque ya cambió de casa, aún sigue festejando los barrios, pero ahora con una nueva fecha el 31 de diciembre, sin embargo, esto no ha hecho que deje de visitar la calle donde antes vivía y cada 14 de diciembre llega a visitar a viejos amigos. 

“Nos permite reunirnos con amigos que tenemos tiempo sin ver, tanto del centro como de otros puntos de la ciudad como también a la familia, pues a veces con las actividades del diario es imposible poder vernos”, mencionó.

El irapuatense comentó que cada año acude a su antigua calle en Lerdo de Tejada y espera poder hacer esto hasta que la vida se lo permita, pues le gusta visitar a las personas con las que creció. 

“Es gente con la que creces, a la gente que respetas y con quien día a día se cuidaban y eran buenos vecinos, hoy que vivimos al noroeste de la ciudad y ahí tocan el 31 de diciembre y como se sabe es un día de fiesta, por lo que hacemos comida para disfrutar y esperar a los amigos”, comentó. 

Expresó que sus vecinos de Lerdo de Tejada y calles aledañas del centro de la ciudad llegan a su casa, pues consideran que el 31 de diciembre aunque es un día familiar muchos deciden pasar esta fecha con sus amigos. 

“Lo importante es convivir, reencontrarnos, platicar, desearnos lo mejor para el siguiente año y desearnos lo mejor”, expresó. 

Sobre el tradicional dicho de que ‘a los barrios no se invita, a los barrios se llega’, Villanueva Aguilera, contó que aunque es una frase muy conocida no es algo que se aplica actualmente, pues la mayoría de las personas que llega a tu hogar son familia. 

“Yo coincido con que a los barrios no se invita, se llega, y es importante que la gente siga viviendo esas tradiciones fuertes y que participemos, pero hay que ser honestos la gente es respetuosa y no es que todo mundo vaya a las casas, la verdad es que la gente participa pero es más un tema de vecinos y de gente que conoces y que no necesita invitación”, concluyó.

CA