León, Guanajuato.- Luego de que el Arzobispo de León, Alfonso Cortés Contreras, diera a conocer públicamente, a través del comunicado C/25/2022, con fecha del 6 de agosto del 2022, que el párroco José de Jesús Romero decidió dejar el sacerdocio, la Arquidiócesis informó que en tan solo 5 años, a nivel mundial, 13 mil 123 religiosos han abandonado la vida consagrada.
Sin embargo, en el comunicado no se revela cuántos sacerdotes han abandonado el presbiterio en la Arquidiócesis de León, así como los que están “inhabilitados”, o sancionados por diversas causas.
Muchos de ellos se han retirado de la vida consagrada para contraer matrimonio, según revelan algunos sacerdotes, otros para dedicarse a otra actividad, como es el caso del padre Chuy, de la parroquia de la Sagrada Familia.
Él ha decidido dejar de ejercer su ministerio como presbítero en la Iglesia Católica . El mismo ha manifestado públicamente su intención de dedicarse a actividades ajenas a su condición de presbítero”, dijo el Arzobispo en el comunicado.
Esto generó mucha sorpresa entre la grey católica, por lo que la Arquidiócesis de León reconoce que este tipo de hechos causa sorpresa y escándalo.
“Uno de los temas que causa mucha sorpresa, escándalo y hasta falta de comprensión de parte de los fieles es cuando un sacerdote deja de ejercer su Ministerio Sacerdotal y, como antaño se decía, es ‘reducido al estado laical’”, informa la Diócesis de León, a través de su semanario Gaudium, de esta semana.
En el mismo semanario se da a conocer que en el 2012 el diario oficial de la Santa Sede, L´Osservatore Romano, rompió el tabú y publicó un revelador artículo donde informa que en solo 5 años, del 2008-2012, 13 mil 123 religiosos abandonaron la vida consagrada (una media anual de 2624.6).
El Padre Tadeo Velázquez Centeno, quien estudió Derecho Canónico en la Universidad de Navarra España, y actualmente ejerce su ministerio en el Tribunal Eclesiástico de la Arquidiócesis de León, explica en el Gaudium las causas por las que un clérigo pierde el estado clerical.
Una de ellas es por sentencia judicial o decreto administrativo, en los que se declare la invalidez de la sagrada ordenación; por la pena de dimisión legítimamente impuesta; por rescripto de la Sede Apostólica, que solamente se concede, por la Sede Apostólica, a los diáconos, cuando existen causas graves; a los presbíteros, por causas gravísimas”, señala el padre Tadeo.
En otro artículo del mismo semanario también se da a conocer que las causas de la deserción son: “Ausencia de vida espiritual; pérdida del sentido de pertenencia a la comunidad, al instituto y, en algunos casos, a la Iglesia; y problemas de orden afectivo”.
Dentro de las causas afectivas se señala: “Las relaciones interpersonales, las incomprensiones, la falta de diálogo o de auténtica comunicación, la incapacidad psíquica de vivir la vida fraterna en común y la incapacidad de resolver los conflictos”.
Acerca de la relación con la Iglesia, el alejarse de ella queda reflejado en el hecho de no compartir más sus enseñanzas.
La falta de sentido y pertenencia lleva a abandonar físicamente la comunidad sin ningún permiso”, expone la Diócesis de León a través de Gaudium de esta semana.
GG