DIF determina si la familia es la idónea para el niño, no que el niño lo sea para la familia

León, Guanajuato.- En León, solo cuatro familias están interesadas en realizar el proceso de adopción de alguno de los 140 niños, niñas y adolescentes que se encuentran en los 16 centros de asistencia social que están a cargo de DIF.

El proceso para adoptar un niño, de acuerdo con información de la dirección de Atención a niños, niñas y adolescentes(DANNA) en conjunto con la Procuraduría Auxiliar de Protección a Niños, Niñas y Adolescentes, es a través del convenio de colaboración que tienen con el Estado.

Sofía Canales, encargada de DANNA, explicó que dentro de DIF León existe una coordinación de adopciones en la cual se atiende a todos los interesados que deseen realizar una asesoría, o bien, un acompañamiento para la realización del trámite judicial.

Alojamiento temporal

Nosotros colaboramos con ocho centros de asistencia social, que son llamadas casas hogares en las cuales tenemos convenios y ellos nos apoyan en este sentido de que nos alojan de manera temporal a nuestros niños, niñas y adolescentes que estén susceptibles para adopción, una vez que los tenemos identificados los casos para hacer trámites de adopción captamos también
a las familias que les interese llevar este proceso judicial”, informó.

La directora dijo que para los procesos de adopción que se realizan es muy importante que la familia esté enterada del proceso que van a realizar, por lo que previamente hacen una intervención para comentarles el proceso, ya que la importancia de la adopción es que la familia debe ser apta para el niño, no el menor para la familia.

Nosotros atendemos, damos la asesoría, les solicitamos los requisitos que nos establece tanto la ley como en su momento los requisitos para poderlos guiar y orientar para que les emitan el certificado de idoneidad; este documento lo expide el Estado y es uno de los requisitos que piden para poder realizar el trámite de adopción y es que nos dice qué personas son idóneas para hacer o iniciar este proceso”, explicó.

Certificado de idoneidad

Cuando las familias logran obtener el certificado de idoneidad, el DIF se da a la tarea de buscar el perfil que puede quedar con el pequeño que busca una familia.

Sofía Canales enfatizó que los padres que buscan adoptar son evaluados, revisan su edad para saber a qué menor pueden adoptar y aunque la mayoría busca recién nacidos, se les aclara que ellos no están para escoger a los niños.

No podemos hablar de un tiempo en específico del proceso de adopción, ya que se puede dar que el niño ya está en una convivencia con la familia pero resulta que el niño no se identifica con esta familia, puede ser que en cuatro sesiones se dé el resultado, pero puede ser que el niño diga que no se sienta viable, porque no se está generando el vínculo positivo y ahí se detiene todo, es por eso que se buscan familias idóneas para el niño que le ayuden en todo su perfíl”.

Los procesos que se realizan ante la autoridad Judicial para realizar el proceso de adopción puede durar hasta tres meses, sin embargo, es importante que los padres adoptantes sepan que el niño deberá sentirse a gusto con la familia con la que está conviviendo, que tenga ese “match” para poder establecer el vínculo de amor y cariño.

De no ser así, el trámite se quedaría en pausa a pesar de que ya tenga su certificado de idoneidad, la institución correspondiente buscará a otro menor con las características que tenga de la familia adoptante.

La importancia del proceso de adopción, es que los padres estén preparados psicológicamente para la convivencia que van a tener con el niño, niña y adolescente que va hacer su hijo y que deberán estar conscientes que ellos no escogen a los adoptantes, si no el perfil que tengan como familia es el que será idóneo para cualquiera de los niños que buscan un hogar.

Aunque es difícil, se aceptan con amor

Bryan Emiliano en un día de campo con Óscar Moreno y Arianna Martínez, los padres que lo adoptaron. Fotos: Cortesía Familia Moreno

Toda familia espera con amor la llegada de un hijo, sin importar la forma en que llegará.

Para Arianna Martínez Torres y su esposo Oscar Moreno Paredes, la llegada de su hijo Bryan Emiliano fue tan sorprendente y esperada como la de un hijo que se lleva en el vientre.

Hace dos años, Arianna y su esposo decidieron vivir en unión y tener un bebé, sin embargo el proceso biológico para concebir no se logró y los tratamientos fueron tan dolorosos que decidieron no intentar más, pero la ilusión de tener a un hijo no quedaría solo en un sueño.

“Me realicé varias inseminaciones y nos quedamos en el invitro, pero en todo ese lapso siempre tuvimos contemplado que si no se podía, la adopción era una opción.

Siempre lo tuvimos en mente, no fue que se nos haya ocurrido de un día de repente, sino que siempre lo teníamos hablado, solo que nosotros no estábamos casados y un requisito es que teníamos que estarlo, nos casamos y ya teníamos ese requisito con el que empezamos los trámites”, relató.

Así que platicaron y decidieron que la adopción era la siguiente vía para poder ser padres. Desde que se enteraron de los requisitos y todo lo que se necesitaba para hacerlo no lo dudaron y comenzaron con el procedimiento, en el que juntar los papeles no era lo más fácil, sino llegar a la parte de educar y enfrentarse al amor incondicional que hay que dar.

Nos animamos y asistimos a la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes donde siempre nos atendieron muy amables y ahí nos dieron los informes, nos comentaron cuál era la documentación y que teníamos que tomar un curso para sensibilizarnos sobre el tema de la adopción, nosotros lo hicimos por digital y todo el proceso en su mayor parte, debido a la pandemia”, recordó Arianna.

Día inolvidable

Tomaron las pláticas, asistieron a terapia y cumplieron con todos los trámites, todo indicaba que iba bien y así fue que pudieron obtener su certificado de idoneidad, después de eso pasó más de un mes para determinar que las pruebas que les hicieron confirmaba que estaban listos para adoptar, sin embargo se la hicieron de emoción para darles la noticia.

Nunca voy a olvidar ese día cuando nos dijeron que éramos candidatos y fue gracias a la licenciada que sin querer mencionó que estaban ese día reunidos para celebrar que habían sido idóneos para adoptar a Bryan Emiliano, nosotros no sabíamos de este niño hasta ese día y hubo una señal, porque cuando buscábamos ser papás, si era niña se iba a llamar Mariana y si era niño, Emiliano... cuando escuché su nombre dije, ese es mi hijo”, mencionó Arianna.

La pareja se fue emocionada a casa, lista para comenzar el siguiente paso, continuar con las visitas vigiladas y asistidas por personal de la Procuraduría, después solos y por último los fines de semana que tendrían que pasar en familia, cuando se
vieron por primera vez no dejó de llorar Arianna de la emoción al saber que iba a conocer a su hijo.

“Nosotros decidimos llevar el proceso con una casa hogar de Guanajuato y con la Procuraduría porque fueron muy atentos. Nos llevaron a la casa, nos pusieron en cuartos diferentes, nos contaron la leyenda del hilo rojo que dice que quien tiene la punta del que traes es tu conexión, en cualquier parte del mundo…

Teníamos que buscar la punta del hilo que nos dieron y la tenía Emiliano… cuando dimos con él, nos abrazamos y lloramos mucho”.

Aproximadamente un año y seis meses fue lo que tardó su trámite de adopción, actualmente Emiliano ya lleva el apellido de sus padres adoptivos, tiene seis meses viviendo en su casa, su madre platica que no ha sido fácil, que ha tenido que aprender a vivir con el pasado de Emiliano, quien llegó de siete meses a la casa hogar y se fue a los siete años.

‘Soy adoptada… no sé qué pasó’

Erika fue adoptada recién nacida; después de 26 años no logra
superar el hecho de ser regala-
da por su mamá./Cortesía

Érika es originaria de Puebla, desde hace 26 años, forma parte de una familia que la adoptó cuando era recién nacida, su madre siempre le negó que no fuera su hija pero la verdad que sabe, es solo parte del dolor que le ha generado el poder encontrar su identidad.

Yo soy adoptada, mi mamá decidió adoptarme ya grande, tenía unos 47 años de edad cuando me adoptó, hay una parte en la que yo no logro entender y en la cual sigo trabajando en convencer a mis padres para que me digan la verdad porque yo hasta el momento no sé y tengo una parte confusa de cómo ocurrió mi adopción”, platicó

A diferencia de otros niños y familias que han adoptado, para Érika este proceso no ha sido nada fácil , ni desencadenó un final feliz de “y vivieron felices para siempre”; al contrario, descubrir la verdad a medias de su origen le trajo una serie de consecuencias en su vida y en su desarrollo como inseguridades y heridas emocionales.

Hay una versión de que mi mamá biológica me entregó con mi mamá adoptiva y al parecer hubo una situación de abuso o de violencia, pero hasta donde yo sé, ella sí sabe lo que pasó con la niña que entregó, pero nunca me ha buscado”.

Rechazo familiar

Agregó que “es lo que sé, ha sido muy complicado porque toda mi vida me han tratado diferente, incluso me han discriminado por mi color de piel porque no soy como mis padres y porque no aceptaron que yo fuera adoptada y eso me hacía diferente a los demás”.

Durante su infancia, a los siete años, la joven se dio cuenta que no era hija biológica de sus padres, esto a raíz de los diferentes comentarios que le hacían sus compañeros sobre su origen, incluso comentarios donde le decían que ella había sido recogida de la basura, porque sus padres nunca la quisieron y la habían dejado ahí.

Todo esto ocasionó que Érika se cuestionara aún más quién era y sus orígenes, sin embargo la falta de comunicación con sus padres y el hermetismo con el que han manejado el tema crearon en ella un crecimiento de inseguridades que generó que asumiera que nadie la quería y por eso sus padres biológicos la habían abandonado.

Heridas y relaciones tóxicas

Su historia de vida la llevó a estudiar la carrera de psicología para poder buscar respuestas y sanar las heridas que la habían llevado a tener relaciones tóxicas, ya que al sentir que nadie la amaba, buscaba que sus parejas la hicieran sentir así, que estaba con ellos porque ellos no la amaban.

Mi última relación fue completamente destructiva, agresiva al grado de poder haber sufrido un feminicidio por  parte de mi pareja, me di cuenta a tiempo y logré zafarme de esa relación que me hizo caer en una profunda depresión, que me puso a pensar en la importancia de sanar mis heridas”, platicó.

Destino y consejo

En la actualidad, Érika está trabajando el proceso de encontrar sus orígenes, de saber qué pasó con sus padres biológicos, cuál fue la decisión que los llevó a que la regalaran con sus padres adoptivos, sin embargo el destino no ha querido que pueda encontrar parte de su origen ya que cuando había encontrado la fecha de registro de su nacimiento y a la persona que la registró, esta falleció de COVID.

Se trata de un señor de quién no sabe siquiera si era su padre biológico.

Érika busca contar su historia como un testigo más de que la adopción debe ser un proceso concientizado de los padres adoptivos hacia los hijos y que realmente se haga por amor y no por necesidad de los padres, porque buscan llenar el vacío de no tener hijos, que sea consciente el juez de que al otorgar la adopción, los padres sean capaces sentimentalmente de haber curado y sanado sus heridas para poder criar a estos niños de manera responsable y no crear una historia de amor sin final feliz.

DSS

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