León, Guanajuato.- El médico leonés Ernesto Gómez Vargas falleció a los 82 años; fue maestro de generación de destacados médicos y pionero en endocrinología.
“Son generaciones y generaciones de agradecimiento, porque era una maestro que enseñaba una materia que era muy difícil como era la endocrinología que tiene muchos aspectos, sin embargo no lo hacía ver muy fácil; un hombre sencillo, siempre cariñoso, era un maestro exigente”, dijo el doctor Efraín Aranda.
Fue doctor de la facultad de Medicina de León, director del Hospital Regional de León, catedrático titular de la especialidad de endocrinología; médico titular adscrito al servicio de endocrinología del Hospital Civil y ejercía la medicina privada en el Hospital Pablo de Anda, en el hospital de diagnóstico.
Escribió algunos libros, como los que colecciona el médico Gustavo Rodríguez, fue su discípulo, reveló que fue un maestro entregado a la medicina, exigente pero siempre tenía palabras de apoyo en momentos difíciles.
El doctor Ernesto Gómez Vargas dejó como legado el libro Enfermedades del tiroides; Historia de los Médicos de León de 1900 a 2000; La ciudad a través de sus hospitales de 1576 a 2000; Historia de los Médicos de León del 2000 a la fecha; y Los protagonistas de la Historia de la diabetes Mellitus.
“Además de cuentos, como el de Antonia, donde describe a una enfermera que conoció allá por los años 50, que no sabía ni leer ni escribir, pero que tenía el don diagnosticar con mucha certeza a los pacientes y hasta determinar cuando ya iba a fallecer, lo que impactó al Dr. Gómez Vargas”, señaló el Gustavo Rodríguez.
El empresario Chuy Vázquez, amigo de toda la vida del doctor, señaló que ha sido un insigne leonés, un gran benefactor de la sociedad, pues también fundó varias asociaciones de ayuda para niños y adolescentes con diabetes.
Entre ellos la Agrupación “Gómez Vargas” y Grupo Insular, donde se apoya a niños y jovencitos con pláticas, diagnósticos, y pruebas gratuitas, mencionó Mar Moreno, una de sus pacientes.
Roberto Carlos Hernández Luna, es un chico de 24 años que dice le debe la vida al doctor Gómez Vargas.
Tenía 14 años cuando tuve un coma diabético. Él me salvó la vida cuando ya nadie me daba esperanzas, y aquí estoy en su funeral porque fue un ángel para mí”, señaló Roberto.
Eminencia en Medicina, quería se abogado como su papá
Ernesto Gómez Vargas nació el 5 de febrero de 1940, en el segundo piso del Portal Guerrero, en la Plaza Principal (el Centro Histórico), cuando la ciudad tenía menos de 100 mil habitantes.
Fue el mayor de una familia de 11, su padre, el notario Ernesto Gómez González, era abogado, editorialista y maestro; su mamá era Concepción Vargas Durán de la cual aprendió a conjugar el verbo dar sin esperar recibir.
Mi padre quería ser abogado y notario como mi abuelo; pero mi abuelo quería que fuera médico y lo inscribió en la Facultad de Medicina de León, donde se apasiona por la medicina”, dijo su hija Luz Estela Gómez Romo, quien fue su gran orgullo, su segunda hija.
Los primeros estudios los realizó en el Instituto Mayllén, colegio católico de religiosas guadalupanas y sexto de primaria, secundaria y bachillerato en el Instituto Lux. Ingresó a la Facultad de Medicina de León en 1958 y recibió el título de Médico Cirujano el 2 de septiembre de 1964.
Se consideraba un apasionado de su ciudad. Mi padre se aficionó a su carrera. Estudió medicina no por convicción, sino porque su padre quería que no fuera abogado como él, sino médico”.
Conchita y Ernesto Gómez González procrearon 11 hijos: Ernesto fue el primogénito; Sergio Arturo, sacerdote; Juan Carlos, abogado; Rolando, Jesús, contador; Jorge Armando y Héctor. Hijas: Blanca, Rocío y Patricia.
Llevó un matrimonio ejemplar con Luz Estela Romo Jiménez, conocida por sus amigas como “La Chata” Romo, quien procrearon cuatro hijos: Ernesto, Luz Estela, Mónica y Mauricio, que les han dado 11 nietos y una bisnieta.
Ingresó al Hospital de Enfermedades de la Nutrición en julio de 1965, actual Instituto Nacional de Ciencias Médicas Salvador Zubirán, donde realizó la residencia de Medicina Interna y Endocrinología y la de Ginecología Endocrina (1968-1969) en el Hospital de Gineco Obstetricia del IMSS.
Regresó a León (marzo de 1969) con dos hijos y sin trabajo. Desde entonces su desarrollo fue la enseñanza.
Uno de sus máximos logros es haber participado en la formación de varias generaciones de médicos a nivel de pre y posgrado.
La asistencia desde sus tiempos de practicante al Hospital Regional de León, sitio donde aprendió medicina en vivo y con el acervo obtenido, hasta la fecha era el endocrinólogo del Hospital. También desde hace mucho tiempo, ejerció con decoro la endocrinología a nivel privado.
La Misa de cuerpo presente se llevará a cabo este martes 15 de noviembre, a las 5 de la tarde, en la capilla de funerales Gayosso; la misa con sus cenizas será el miércoles 16 de noviembre, a las 6 de la tarde en el mismo lugar.
AM