Es en 1947 que se crea la Junta Federal de Agua Potable y Alcantarillados de León, consecuencia de un decreto federal para todos los municipios del país. Y se nombra un delegado del Gobierno Federal como director de la Junta.
“El director era nombrado por el gobierno, era un delegado, que lo mandaba el Gobierno Federal, la autoridad era él, lo que dijera él era lo que se hacía”, comenta Luis Alegre Vega, cronista municipal de León.
Durante 1970 la Ciudad de León se alimentaba del agua de los pozos Artesiano, del Barrio y de Santiago. Además de establecer un sistema de hidrantes y crear pozos en el Río Turbio.
“Para 1980, de no tener agua y no saber cómo manejar las aguas negras, dimos un gran avance en 20 años, porque pasamos a ser la primera ciudad que levanta la mano y dice: ‘Yo haré una planta de tratamiento de aguas residuales, yo la pago y se va a concesionar’”, explica Alegre Vega.
Dos años después, la Junta Federal de Agua llega a convertirse en el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de León, y es así como surge Sapal.
“La Junta Federal de Agua le entrega al naciente Sistema de Agua sus instalaciones físicas, todos sus recursos e incluso su plantilla de trabajadores sindicalizados”, recuerda Luis.
“Sus oficinas, las obligaciones y las facultades pasan a Sapal, un año antes de que fuera obligatorio en todo el país”, finaliza Luis Alegre.
Y es así como el cronista de la ciudad asegura que tras el surgimiento de la institución, ya puede haber un “manejo claro y honesto de los recursos”, además de lograr satisfacer la demanda del líquido entre la población, al tiempo que logran su autonomía al poder generar los recursos que le permitan reinvertir.