León, Guanajuato.- Jamás olvidará el síndico del Ayuntamiento, José Arturo Sánchez Castellanos, y su hijo José Arturo, la visita del papa Benedicto XVI a León. Ellos recibieron la bendición del papa en la Puerta del Milenio, cuando él decidió saltar la valla para llevar a su hijo con el máximo jefe de la iglesia católica.
La mañana de hoy el papa emérito Benedicto XVI falleció en su residencia de Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano. Él visitó León del 23 al 26 de marzo de 2012.
“En ese entonces yo era regidor del Ayuntamiento y la visita del Papa a Guanajuato incluía una muy breve escala en la Puerta del Milenio en donde se le entregarían las llaves de la ciudad por parte del Ayuntamiento”, recordó Sánchez Castellanos.
Relató que en ese entonces no le tocó ser parte de la comitiva oficial, pero sí alcanzó un lugar en las primeras filas de invitados para la ceremonia en la Puerta del Milenio, y ahí esperó junto con su hijo, José Arturo Jr (que en ese entonces tenía 13 años) al papa Benedicto XVI.
Desde que José Arturo Jr. era pequeño, Sánchez Castellanos siempre buscó la bendición del papa Juan Pablo II, pero no lo logró, y cuando se enteró que vendría Benedicto XVI a León, se encendió una chispa de esperanza, más cuando se agendó la entrega de llaves de la ciudad por parte del Ayuntamiento, pero no logró ser parte de la comisión oficial.
En ese entonces platicó con el secretario del Ayuntamiento de León, José Luis Manrique, para buscar un lugar en la recepción de 800 niños que se realizaría en Guanajuato Capital, aunque recibió la invitación, decidió no asistir.
José Arturo JR, es autista, y en ese entonces por su condición no podía estar en aglomeraciones prolongadas. Por esta razón el síndico del Ayuntamiento, José Arturo Sánchez Castellanos, decidió llevarlo a la ceremonia de entrega de las llaves de León en la Puerta del Milenio.
Cuando llegó al lugar, le platicó a Ricardo Sheffield (entonces presidente municipal de León) la intención de buscar la bendición del papa Benedicto XVI para su hijo, aunque no estaba en sus manos, pero le ubicaron en los primeros lugares y reservados. Esto le permitió estar en un lugar apartado de la multitud mientras su hijo jugaba con una maceta en lo que llegaba el momento de recibir al papa.
Cuando Benedicto XVI se disponía a irse en el papamóvil, Sánchez Castellanos y Ricardo Sheffield se miraron con complicidad y rompieron el protocolo.
“Justo cuando estaba terminando el evento, cargué a mi hijo y caminamos rápidamente hacia el Papá, brincando las vallas jeje, y logramos llegar frente a él, yo me arrodillé y dejé que el Papa tocara la frente de mi hijo y le diera la bendición”, expresó Sánchez Castellanos.
Añadió que en ese momento no escuchó ya nada, y lo que más recuerda es la cara de José Arturo sonriendo al recibir la bendición, con paz y alegría.
“Fue un momento único en nuestras vidas que jamás olvidaremos, el papa Benedicto XVI siempre tendrá un significado especial”, dijo.
Finalmente recordó que tras el evento recibió miles de llamadas al teléfono, de familiares y amigos que vieron cómo el papa le dio la bendición a su hijo, pues vieron el evento en la televisión.
HLL