León, Guanajuato.- Derechohabientes del IMSS viven un suplicio para obtener una cita en los laboratorios o para que los atiendan en los consultorios de Medicina Familiar de la clínica T-21 en el Barrio de San Miguel, en León, donde deben hacer fila y esperar hasta 7 horas para ser atendidos.
María de Antocha Cárdenas, de 76 años, tuvo que acudir durante casi 15 días para conseguir que le dieran una cita para el laboratorio y cuando lo logró, fue programada hasta el 23 de marzo.
“Me siento muy mal, tengo diabetes, hipertensión, y el médico familiar me dijo que fuera a que me dieran una cita en el laboratorio para una análisis general. Desde hace 15 días estuve viviendo casi a diario y las filas eran hasta de 200 personas, por lo que hasta este día me la dieron”, platicó.
“Llegué a las 8 de la mañana y salí a la 1 de la tarde, pero la cita es hasta el 23 de marzo, a ver si llego”, lamenta la mujer, quien necesita de un bastón para apoyarse.
En el área de cita de laboratorio la espera es larga y tortuosa. Hay que estar de pie, hasta 4 horas y solo hay una trabajadora del IMSS dando las citas.
“Las cosas en el IMSS van de mal en peor. Te obligan a usar cubrebocas, y eso está bien, pero mucho del personal no usa. Te obligarán a esperar afuera bajo el pretexto que es para evitar contagios de COVID, pero afuera las personas están arremolinadas bajo la sombra de los árboles, porque no hay ni dónde sentarse”, señala Javier Hernández, derechohabiente.
Solo les permiten entrar al interior de la T-21 para ir al baño y tienen que salir de inmediato.
No hay trato preferencial a nadie, ni a mayores de edad, ni a personas que vayan en sillas de ruedas o estén en evidentes malas condiciones físicas.
Juan Castañeda es un hombre de 74 años que vive en la colonia Las Joyas y sus familiares ocuparon un taxi para llevarlo a la clínica. Llegaron desde las 8:00 de la mañana y esperaron por horas para ser atendidos.
“Sufrí la fractura de la pierna derecha, me operaron, pero no quedé bien. Vengo con mi médico familiar pero nos echaron para afuera, que esperemos hasta las 2 para poder entrar”, señaló Juan con evidente cansancio.
Se organizan entre pacientes
En la parte exterior de la clínica T-21, sobre una barda, los mismos derechohabientes se han organizado para entrar a recibir atención a los consultorios de medicina familiar.
En hojas blancas de una libreta se van apuntando de acuerdo al consultorio que les toque, para presentar la lista a la trabajadora social del consultorio.
“Ya les ahorramos el trabajo. Antes llegabas al consultorio, la trabajadora social te anotaba en la lista y tenías que esperar en las salas de espera. Ahora te echan a la calle y tú tienes que anotarte. Solo reciben hasta 4 pacientes por consultorios, los que ya no alcanzan los mandan a la unifila y ahí puede salir hasta las 8:00 de la noche”, señala Teresa Cervantes.
Los derechohabientes consideran que el trato que se les da es inhumano, sobre todo a adultos mayores que tienen que esperar por horas bajo los rayos del sol.
Se buscó a la directora de la clínica T-21, Santa Vázquez Romero, sin suerte pues su asistente dijo que estaba ocupada en una conferencia virtual.
Afuera esperaban decenas de pacientes la hora de entrar a la clínica.
“Yo tuve que venir a apartarle el lugar a mi esposo. Estuvo incapacitado tres días y si no lleva el comprobante no le pagan. Enfermo se presentó a trabajar, desde las 8 de la mañana vine a apartarle el lugar y esperar que le den cita”, señaló Adriana Galán.
Teresa Cervantes tuvo que dejar su pequeño negocio familiar, perder todo el día y esperar por más de 4 horas para ver si alcanza cita.
“Es triste la realidad que se vive en el IMSS; el servicio está rebasado por la demanda y es inhumano el trato que se nos da a los derechohabientes”, señala Teresa.
Los derechohabientes están muy molestos por el nuevo “sistema de citas en la calle”, pues solo les permiten 4 por consultorio, “cuando antes eran 10 o 12 citas por consultorio. Ahora nos mandan a la unifila donde las horas son eternas”.
MCMH