León, Guanajuato.- El año que inició la pandemia, 2020, cambió la vida de Tatiana Elizondo, una maestra de inglés que tras frotar un músculo adolorido en uno de sus senos por hacer pesas, descubrió una bolita sospechosa.
En 2020, el cáncer de mama fue la enfermedad más frecuente en las mexicanas y solo en Guanajuato se registraron 219 casos, contra 252 de un año anterior.
Hubo menos casos no porque bajara la incidencia, sino por temor a acudir a los hospitales por el COVID.
Pero no fue el caso de Tatiana, quien no perdió el tiempo y al día siguiente fue a hacerse su primera mastografía.
Tras recibir el diagnóstico entró en una vorágine de pruebas, de cirugías, de pérdidas, de duelos, pero también de aprendizajes, de experiencias, de esperanza.
“El tiempo es clave. Se vale cuestionarte, pero para enfrentar la enfermedad hay que creer en tus doctores. Saber que todo pasa y no tener miedo de perder tu feminidad, porque es parte de tu esencia y eso nadie te lo va a quitar”, afirma con una mirada decisiva.
Y no lo dice al aire, para muchas mujeres es más terrorífico perder los senos que pasar por cirugías o quimioterapias, por eso deciden callar, con la idea de que es un castigo o que después de la operación quedarán “incompletas” y nadie las va a querer.
Recomendó a las personas (hombres y mujeres) que reciben esta noticia no dejar que el miedo las paralice, que acepten que tienen una enfermedad que no es sinónimo de muerte.
Hoy ella se recupera de una reconstrucción mamaria gestionada por la Secretaría de Salud de Guanajuato en colaboración con médicos voluntarios encabezados por el cirujano plástico Gustavo Jiménez Muñoz Ledo. A todos les está muy agradecida.
Pero confiesa que el proceso ha sido muy difícil.
El primer paso fue platicar con la trabajadora social, quien la orientó para buscar dónde iniciar su tratamiento porque en esos días no tenía trabajo.
Y resultó que su cáncer era uno especialmente agresivo, triple negativo, que al mes ya había crecido.
Pero como Tatiana decidió hacer público su tratamiento, recibió el apoyo de su familia, de sus amigos e incluso de desconocidos, en lo económico, anímico y de contactos.
Lo hizo con la idea de mostrar cómo sí es posible superar esta prueba, acompañada por su red de apoyo y por personal de salud: doctores, trabajadoras sociales y hasta tatuadoras de pezones.
Tras muchos obstáculos, encontró un tratamiento dentro de la Secretaría de Salud de Guanajuato que le permitió convertirse en la primera guanajuatense con una mastectomía bilateral (extirpación de ambos senos) con reconstrucción inmediata.
En pocos meses también pasó por ocho quimioterapias, por radiaciones, perdió su cabello, pestañas, cejas, tuvo una separación de pareja y su padre murió.
“Para vivir, renuncias a muchas cosas”
Ella no cedió, mantuvo la esperanza y ha brindado testimonio de vida en todo tipo de espacios: radio, televisión, conferencias, pláticas y hasta WhatsApp. Y por ello, dice, la vida te recompensa.
La empresa que donó la matriz dérmica acelular, es decir, la sustancia usada junto con la prótesis para reconstruir sus senos, la invitó a Miami a dar una charla sobre su experiencia.
Y recién acaba de volver de un campamento en Nueva York, tras reunirse con otras mujeres de todo el mundo, tanto sobrevivientes como pacientes y personas predispuestas por carga genética a adquirir la enfermedad.
Regresó con mucha información y ganas de compartirla. Ya planea cómo hacerlo.
Este año, en Guanajuato se ha detectado cáncer de mama en 367 mujeres y un hombre.
A sus 43 años, Tatiana no solo es una sobreviviente, al compartir su experiencia para que la enfermedad deje de ser tabú, busca trascender por medio del activismo.
“Al final de todo esto van a encontrar a un mejor ser humano. Todo pasa, nada es permanente. Todos vamos a morir, la diferencia es cómo decides vivir”, sentencia.
Además: Realizará Cinvestav taller para que estudiantes se interesen en la ciencia
CA