Lagos de Moreno, Jalisco.- A cuatro días de la desaparición de cinco jóvenes en Lagos de Moreno, Jalisco, la Fiscalía General de esa entidad informó que encontró el vehículo de una de las víctimas en la carretera Lagos-Encarnación de Díaz, incendiándose y con restos humanos dentro.
Se desconoce a cuántas personas pertenecen los restos, la Fiscalía jalisciense llevará a cabo análisis genéticos para confirmar o descartar las identidades.
Los jóvenes desaparecidos son Roberto Olmeda Cuéllar, Diego Lara Santoyo, Uriel Galván González, Jaime Adolfo Martínez Miranda y Dante Cedillo Hernández, quienes, de acuerdo con los reportes, se reunieron el viernes para asistir a la Feria de Lagos y ya nada se supo de ellos.
La Fiscalía de Jalisco dio una conferencia de prensa en la que detalló que en un operativo en el que participan 50 elementos en 40 vehículos, además de otras instancias, se confirmó que el mirador de la ciudad, ubicado en la colonia San Miguel, fue el punto de reunión de los cinco jóvenes.
El fiscal Luis Joaquín Méndez Ruiz explicó que ahí se encontró un primer vehículo, un sedán azul propiedad de una de las víctimas, donde se localizaron manchas de sangre y cinchos de plástico.
Por ello se solicitó al Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses que procese los indicios y confirme o descarte si tienen relación con el caso.
El lunes personal de la Fiscalía acudió a una vivienda donde habría indicios del caso, ahí se decomisaron una motocicleta, equipos móviles y placas metálicas de varios vehículos con reporte de robo, incluso de otros estados.
Además de bolsas con presuntas drogas, un arma larga, cargadores abastecidos y un aparato tipo DVR, todo lo cual se ha integrado a la carpeta de investigación.
El fiscal informó también que a las 2:30 de la madrugada del martes tuvieron conocimiento de un vehículo incendiado en la carretera a Encarnación de Díaz, por lo que acudió personal de Protección Civil a apagar el fuego.
Luego se descubrió que tenía las características del vehículo de una de las víctimas de desaparición. En el interior se localizaron restos que se presume son humanos.
El funcionario se refirió al video y la fotografía que circulan en redes sociales, en la que se ven cinco personas amordazadas y golpeadas, dijo que “se desprende que puede tratarse de los cinco hombres que se están buscando”.
De ello se informó de inmediato a las familias, quienes consideraron de manera preliminar que se trata de sus seres queridos.
Por su parte, la fiscal especial para personas desaparecidas, Blanca Trujillo, dijo que además de garantizar a los familiares el derecho a estar informados, se les ha brindado acompañamiento psicosocial, con personal especializado.
A los restos humanos calcinados se les harán estudios para definir la cantidad de víctimas y poder comparar con las muestras ya recolectadas de las familias de Lagos de Moreno.
Como se presume la participación de la delincuencia organizada, se solicitará que la Fiscalía General de la República atraiga el caso.
La tarde de ayer se realizó una misa especial en el templo de la Merced, en la que fray Mauricio Jiménez hizo un pase de lista de los desaparecidos en Lagos de Moreno.
Posteriormente los feligreses marcharon por las principales calles de Lagos de Moreno, donde gritaron los nombres de sus seres queridos desaparecidos con consignas como “¡Únete, únete, que tu hijo puede ser!”.
Esta desaparición múltiple se suma a otras registradas en la Región Altos Norte, como la de cuatro mujeres, tres de ellas hermanas, el 27 y 28 de julio en el municipio vecino de Encarnación de Díaz.
Ellas son Adriana, Rosa Olivia y Marisela Saucedo Zermeño, así como Beatriz Hernández Martínez.
Aunque se buscó al alcalde de Lagos de Moreno, Tecutli Gómez Villalobos, su oficina de comunicación social declinó dar comentarios.
Desaparece su sobrino… y su hijo hace 3 años
Lola Hernández está reviviendo algo que quisiera dejar atrás. La desaparición de su vecino y sobrino político, Roberto Carlos Olmeda Cuéllar, uno de los cinco jóvenes desaparecidos en Lagos de Moreno, Jalisco, le recuerda la ausencia que ella misma sufre desde hace tres años.
Su hijo Lisandro Cuéllar Hernández desapareció el martes 16 de febrero de 2021, cuando él tenía 21 años.
Esto, en la calle División del Norte, a una cuadra del mirador, último lugar donde se vio a los amigos Uriel Galván González, Diego Lara Santoyo, Dante Cedillo Hernández, Roberto Carlos Olmeda Cuéllar y Jaime Adolfo Martínez Miranda.
Los empezaron a buscar el sábado temprano, nos vinieron a preguntar”. Y ella recordó su dolor.
“Si se siente un vecino o una persona que no conoces… ahora, yo siento que el Gobierno, todos están (coludidos), los muchachos tienen familia, tienen papás” como para cubrir cualquier deuda que estos tuvieran.
“Y no son cinco, no son ellos cinco, seis, el mío, son miles, miles. Aquí arriba también estaba un muchachito que venía de Estados Unidos, se lo llevaron”, igual pasó con una joven mujer, calles abajo, en la misma colonia, hace menos de tres meses.
“No se ha sabido ni un solo caso que los regresaran. O que el Gobierno hablara: ‘me lo llevé, te lo entrego, como sea pero te lo entrego’”. Pero nada, no hay resultados, dijo Lola.
Su desconfianza en la autoridad alcanza a las entidades de justicia, incluso en el caso de su hijo Lisandro.
Ha venido gente de Guadalajara, judiciales, (preguntando por) la señora tal, (les digo) ya no vive aquí. ¿Qué me gano con repetirles la historia tantas veces? si yo sé que no va a pasar nada, nada, nada. Uno va con la esperanza, ve allá, ve acá, tanto dinero déme para esto”.
Ella se cansó y hasta la ficha de desaparición tiró.
Y confiesa que tampoco encuentra consuelo en los colectivos de familiares de personas desaparecidas. “Me gana el sentimiento, ni siquiera hablo”.
Lisandro tomaba, salía con sus amigos, practicaba karate, era cinta negra. “Se podía haber defendido”, incluso les decía a ellos cómo defenderse, cuenta su mamá.
La tarde que desapareció el joven vestía una chamarra verde militar, pantalón de mezclilla oscuro, tenis negros y una gorra de los ‘Yankees’ negra con blanco.
Como señas particulares, Lisandro tiene un tatuaje en el cuello que dice “Maldito romántico”, pesaría 90 kilos, y mide 1.82 metros.
Se sienten laguenses indefensos
Los habitantes de Lagos de Moreno se sienten indefensos ante el fenómeno de la desaparición de personas, que el pasado viernes sumó a cinco jóvenes más y por esa cantidad el caso no quedó invisibilizado.
Aunque oficialmente el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas de la Comisión Nacional de Búsqueda cuenta a 369 personas desaparecidas y no localizadas en esta localidad, hay muchos casos sin denuncia, casi siempre por el miedo de las familias.
AM hizo un sondeo para que la ciudadanía compartiera su sentir y tres de ocho personas resultaron con familiares o conocidos en condición de desaparecidos.
Siento que toda la ciudad está angustiada, tiene miedo”, dijo María, una joven a quien se abordó en el Jardín Principal.
“¡Qué malo que está pasando esto con los chicos! A varios de ellos yo los conozco, siento feo por sus familias, por respeto hay que tratar de mantener la calma y no difundir cosas que no sabemos que hayan pasado”.
María conoce a Jaime Martínez y a Roberto Cuéllar, dos de los cinco jóvenes de entre 19 y 21 años que desaparecieron el viernes, pues ella era su vecina de la colonia San Miguel.
Cuenta que a Roberto lo conoce más, “estaba estudiando en la Universidad de Guadalajara, el CU Lagos, se la pasaba en su casa, con sus hermanos, sus amigos”.
Pero no es el único caso: ella cuenta que el papá de una amiga suya y dos vecinos de su abuela, también en San Miguel, fueron desaparecidos en menos de un año, aunque aclaró que “no solo es en esa colonia, es en toda la ciudad”.
Margarito, quien trabaja en la colonia San Miguel, conocía poco a los cinco muchachos, “se tomaban su cervecita, pero malvivientes no eran”, enfatizó.
Lo mismo le pasó “a un pariente mío, un primo de 28 años de edad, él nació en Estados Unidos, se vino a pasar un tiempo y de aquí lo desaparecieron”.
Su caso pasó hace un mes. Pero además mencionó a una prima suya: “La desaparecieron, la encontraron pero ya muerta. Vivía en Cuesta Blanca -una colonia cercana- hace tres o cuatro años”.
Mientras que Franco, un boleador de zapatos en una plaza, comentó que él se siente intranquilo.
No nada más los pobres muchachitos estos, cuánta gente ya está levantada, desaparecida, es una injusticia.
“A mí lo que me ha pasado es con el mismo Gobierno: un día iba caminando y me pararon los mentados ‘negros’ -policías estatales-, me aventaron y me patearon, me sacaron mi cartera, me quitaron 700 pesos que yo llevaba de la semana”.
El trabajador advirtió “Pregúnteme si salgo de mi casa, porque en el barrio está así, una levantadera, un matadero, no, olvídese, ¿quién va a salir? Nadie sale”.
Y está Lola Hernández, tía política y vecina de Roberto Carlos Olmeda Cuéllar, uno de los cinco desaparecidos; ella es mamá de Lisandro Cuéllar Hernández, quien desapareció hace tres años, cuando él tenía 21.
AM