León, Guanajuato.- María Yessenia Margarita Zapata Argote, una joven madre de familia, de 29 años, lleva tres meses desaparecida.
La última vez que se le vio fue el 27 de junio, pero su familia no ha dejado de buscarla. Junto con ella desapareció un amigo que la acompañaba, se llama Yahir Antonio Olvera Munguía, de 20 años.
Yessenia vive en la colonia La Soledad, en La Joya, pero el día de su desaparición visitaba a familiares en San Juan Bosco.
De acuerdo con Mary, su mamá, esa tarde Yessenia recibió una llamada telefónica antes de salir de la casa.
Me dijo ‘Ahorita vengo, voy y vengo, alista a los niños -sus dos hijos- para ir a cenar’”, recordó. Pero no ha regresado.
Su mamá esperó hasta el tercer día para presentar la denuncia correspondiente. Asegura que Yessenia no es del tipo de personas que abandona su casa sin avisar.
Mary acudió a la Fiscalía, donde ha recibido buen trato y han estado en contacto. “Desafortunadamente no hay noticias suyas”, lamenta.
“Ella jamás dejaría a sus hijos ni a sus hermanos, es una persona que está al pendiente de nosotros. Si ella salía a algún lado siempre me decía, ‘ma, estoy en tal lado, no te preocupes, no me tardo’. De hecho su esposo está conmigo, estamos esperando su regreso”, señala la mamá de Yessenia.
Una persona generosa
Entre Yessenia y Mary hay una relación muy estrecha, sobre todo desde que esta enviudó.
Es una persona muy amiguera, le gusta jugar voleibol, estudió un curso de uñas de acrílico. Entró a la universidad el año pasado, estaba estudiando Derecho, estuvo un semestre solamente, porque las circunstancias económicas no nos ayudaron mucho”, contó.
Quería un mejor futuro para sus hijos, pero se tuvo que salir y apoyaba en los estudios de sus hermanos e hijos.
“En una ocasión recuerdo que vio en una publicación del Facebook que una persona de ahí cerca de la casa necesitaba ayuda, así que llegó a la tienda que teníamos, armó una despensa y se la llevó al señor”, recordó su mamá.
Mary dijo que ya está en contacto con un colectivo de búsqueda de personas para que la acompañen en este camino. Y pidió a la gente no criminalizar a las personas desaparecidas ni a sus familias.
“Que no juzguen a las personas, independientemente de lo que se viva allá fuera, todos tenemos derechos, no somos invisibles y no somos nadie para juzgar. El único que dispone es Dios y la vida es muy sagrada, nosotros no tenemos ese derecho de arruinar familias, de destruir hogares”, concluyó.
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