León.- En otra muestra de devoción y tradición, el Barrio del Coecillo se convirtió en el epicentro del fervor religioso este Viernes Santo, con la realización de su tradicional viacrucis.
Familias enteras, tanto del propio barrio como de colonias cercanas, se dieron cita en una conmovedora jornada para revivir la pasión y muerte de Jesús.
La solemnidad tomó inicio a las 10:00 de la mañana, momento en el que el Nazareno partió del Instituto Leonés, marcando el comienzo de su penoso trayecto hacia el Gólgota, ubicado en el atrio del templo de San Francisco de Asís.
A través de las 14 estaciones del viacrucis, que se extendieron por más de dos horas bajo un intenso sol y a lo largo de más de 800 metros, la multitud se sumergió en una profunda reflexión, acompañando cada paso de Jesús en su camino al calvario.
Actores que dieron vida a este relato bíblico conmovieron a los asistentes, alternando sus actuaciones con cantos, rezos del Santo Rosario y mensajes de reflexión.
El punto culminante se alcanzó con la crucifixión de Jesús, interpretado por Abel Barrios, hijo predilecto del Coecillo.
Su representación capturó la empatía y la preocupación de todos los presentes, grandes y pequeños, culminando en un momento de silencio profundo y devoto al mediodía en el atrio del templo de San Francisco de Asís.
Adornando el recorrido, las calles se vistieron de festividad y respeto con altares y decoraciones de papel morado, creando un escenario perfecto que enmarcó el evento en una atmósfera de solemnidad y melancolía.
Para la comunidad del Barrio del Coecillo, este Viacrucis no es solo una tradición; es una vivencia que renueva la fe y la esperanza de quienes participan en él.
´Señora, presénteme a su hijo, lo quiero crucificar’
José Luis Herrera y Jonathan Isaac Aguilera, dos amigos entrañables desde hace más de 20 años, compartieron por primera vez una experiencia única y llena de fe: participar en el viacrucis del Coecillo.
Para ambos, este evento significó un honor, ya que este barrio fue testigo de sus primeros años de vida.
Jonathan, quien personificó a un soldado romano y al apóstol Tomás, fue quien invitó a José Luis, quien nunca se imaginó participar en una representación tan importante y llena de solemnidad.
Participar en el viacrucis era algo que ya venía buscando desde hace varios años, pero lo dejé a la desidia. En estos días vine a una misa y uno de los organizadores le dijo a mi mamá: ‘Señora, preséntemelo que lo quiero crucificar’. Entonces me integré al grupo, pero espero que el próximo año se dé la oportunidad de ser Jesucristo”, comentó Jonathan.
José Luis, por su parte, interpretó a un sumo sacerdote, pero espera que el próximo año le den un papel donde pueda explotar su imponente timbre de voz.
Habíamos visto la representación por fuera, teníamos una idea del recorrido y de lo que se hacía, pero ahora, ya en carne propia, es un gran sacrificio y se siente bien”, comentó José Luis.
Para estos dos jóvenes, el recorrido fue una experiencia llena de sacrificios que sin duda desean vivir una vez más, pues aseguran que acudir a los ensayos, caminar bajo los rayos del sol y ver el rostro lleno de fe y esperanza de los feligreses conmovidos por la representación no fue nada fácil.
“Es una experiencia bastante grata, todos son bienvenidos a participar”, agregó Jonathan, invitando a otros a unirse el próximo año a esta tradición tan importante en el barrio.
HEP