León.- La ex tesorera de Estados Unidos Rosario Marín compartió anécdotas y habló de los esfuerzos que tuvo que hacer para convertirse en la primera mujer inmigrante en firmar los billetes del país más poderoso del mundo.
“Si Rosario Marín pudo, yo también puedo”, dijo, y exhortó a los jóvenes a cumplir sus sueños.
En una conferencia que ofreció en el Día de la Mentefactura en el Poliforum León, compartió que en su libro “Una líder entre dos mundos” plasmó los valores que considera la llevaron a convertirse en la primera mexicana tesorera en Estados Unidos, y enlistó algunas de las enseñanzas que busca transmitir en su publicación.
Estas son: Siempre hacer lo correcto; Hacer las cosas bien y con ahínco; Tratar a la gente como te gustaría que te traten; Lo que cada quien hace es muy importante y Valentía no es la ausencia del miedo.
Lánzate a ese precipicio, pero lánzate con la absoluta confianza de que una de dos cosas van a suceder. Aterrizas en el fondo pero con los dos pies firmemente plantados sin un rasguño, o Dios te da alas y vuelas y llegarás a lugares que jamás hubieras imaginado. Te lo dice la niña inmigrante que llegó a Estados Unidos”, aconsejó a los estudiantes y asistentes.
Afirmó que a los 14 años tuvo que irse a Estados Unidos con sus papás por la misma razón que lo hacen millones de personas: las condiciones económicas y la pobreza, sin embargo consideró que tuvo el privilegio de ser pobre y tener muchas carencias a esa edad.
Para aprender, aplicó la “Dieta del inglés”
También platicó que se propuso aprender bien inglés, por lo que decidió hacer la “dieta del inglés”, que consistió en que todo lo que veía, escuchaba y leía era en inglés.
Tres años después se graduó como una de las 20 estudiantes más sobresalientes por calificación.
No estaba en competencia con nadie, estaba en competencia conmigo misma.
“Yo nunca he sido la más inteligente, la más bonita ni la más nada, pero sí he sido la que trabaja más y a mucha honra aprendí la ética del trabajo por parte de mi padre y esto me ha llevado a donde he llegado”, destacó.
Contó que trabajó tiempo completo para inscribirse en “el colegio de los pobres” para posteriormente estudiar la licenciatura en Administración de Empresas en la Universidad del Estado de California.
Trabajé en un banco como asistente de recepción. No importa dónde empieces, lo importante es a dónde vas a llegar.
“Todos mis jefes en el banco eran graduados de Harvard y yo me sentía igual que ellos, sentía que era tan inteligente como ellos, que no importaba que mi universidad no era de renombre y me sentía igualita de capaz que ellos”, confesó.
Finalmente, destacó la importancia de preparar a los jóvenes para el futuro, independientemente de todos los retos que puedan enfrentar a nivel personal, familiar y profesional y subrayó que la nación y el mundo podrán ser mejores con el compromiso de las futuras generaciones.
“Esto de la mentefactura me encanta y me emociona porque ya no estamos trabajando nada más con nuestras manos, estamos trabajando con nuestras mentes. Vamos a aprender, a crecer, generar y a contribuir”, apuntó.
HEP