León, Guanajuato.- La autoridad de Medio Ambiente de León todavía no sabe por qué el agua es color rosa, en una represa que se localiza entre los límites de León y San Francisco del Rincón.

Tanto en la Procuraduría Ambiental y de Ordenamiento Territorial de Guanajuato (PAOT), como en la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), señalan que enviaron inspectores al lugar pero que aún no tienen ningún dictámen de la denuncia pública que hicieron los habitantes de Puerta de San Germán, donde se localiza la represa.

 

Autoridades locales, estatales y federales se echan la bolita por dar una respuesta al agua rosa en esa zona. Foto: José T. Méndez Valadez

 

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Una represa que se encuentra a pie de la carretera que comunica León-San Francisco del Rincón, por el lado de la comunidad de El Maguey rumbo a Manuel Doblado.

Tanto la PAOT como la Profepa tienen conocimiento de esta curiosa presa que está pintada de rosa desde hace más de medio año, según lo señalaron los mismos vecinos de Puerta de San Germán y de San Roque del Monte, donde se localiza la represa, y donde también está un pozo de Sapal.

En la PAOT se informó que se desconocía el tema, pero en cuanto se hizo público se envió a inspectores, pero todavía no se tiene un dictámen.

El jueves se hizo la visita, esperamos a que se pase a dictamen”, señaló escuetamente la PAOT.

En Profepa también se informó que se enviaría a investigar, pero que tal vez fuera asunto de la Conagua, por ser un cuerpo superficial, pero ya no se tuvo respuesta alguna.

 

Se observan solo pequeños animales como tortuguitas o ranas en el lugar. Foto: José T. Méndez Valadez

 

Los vecinos denuncian el fuerte olor del agua, que presumiblemente tiene altas concentraciones de químicos provenientes de una empresa de lácteos o de los desechos de tenerías que no pasan por la planta de desbaste de Sapal y que traen grandes cantidades de cromo altamente cancerígenas.

“Mientras son peras o manzanas, nadie lleva a los animales a beber, ni siquiera cuando la sequía estaba en todo su apogeo; es notorio que ni las aves migratorias se acercan, cuando antes era un santuario. Apenas pequeños animales como tortuguitas, o ranas habitan ese centro de contaminación”, señala Virginia López, vecina de Los Sapos.

Sapal se deslinda del problema y señala que a los más de 130 ejidatarios se les entrega agua tratada para el riego de cultivos, y es responsabilidad de ellos si la guardan en represa o descargan aguas de empresas establecidas en esa zona.

JRL

 

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