León, Guanajuato.- Sale más caro comprar un kilo de fresa que un kilo de pollo, y argumentan los comerciantes del Descargue Estrella y de la Central de Abastos que los precios de los productos perecederos se encuentran por las nubes por la poca producción que hay y la afectación de los fenómenos climatológicos.

Actualmente un kilo de fresa tiene un costo de 100 pesos, mientras que el kilo de pollo se oferta en 44 pesos entero.

Se dispara inflación en México más de lo esperado

De acuerdo a datos del Inegi, la inflación anual en México, para la primera quincena de julio, se disparó en un 5.61 % anual, por encima de lo que se había pronosticado, y se atribuye esto a el incremento de los precios de productos agropecuarios y energéticos.

Todo se ha disparado en las últimas semanas. Primero fue la intensa sequía que afectó a los productores y ahora son los fenómenos climatológicos, como la intensa lluvia que a inundado extensas hectáreas de cultivos de perecederos”, señaló José Manuel Soto, comerciante del Descargue Estrella.

Toneladas desperdiciadas de alimento

Niega que los comerciantes lleven a pie de la letra el eslógan de “bien vendido o bien podrido”, pues la realidad es que se echan a  perder toneladas de productos perecederos todos los días en los mercados y centros de abasto.

“Ya no alcanza con el gasto diario, todo está muy caro. Una lechuga sencilla cuesta $25; el kilo de aguacate estaba a $100, pero ya bajó un poco a $70; el mango paraíso está a $45 pesos, cuando antes era la fruta más barata”, dice José Francisco Rocha, agricultor.

La Profeco, en su portal de Quién es Quién en los precios, informa que los precios de productos perecederos en León se encuentran por las nubes: el kilo de nopal $40; lechuga $25 pieza; calabacita $42; chícharos $100;  aguacate $85; chayote $74; ejote $56 kilo; guayaba $54 kilo; jitomate $54; tomate verde $47.

Prefieren esconder los precios

“Los precios de los productos perecederos están sujetos a la ley de oferta y demanda; hay poca producción por eso los precios se han disparado. Hay poco estímulo a los productores y ya nadie quiere sembrar ante los altos costos de producción como fertilizantes, combustibles y el alto riesgo de perder por falta de lluvia o exceso de agua”, señala José Manuel Espinosa, agricultor.

Los precios son tan altos que ya los comerciantes no los exhiben, pese a que la Profeco los obliga.

JRL

 

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