León, Guanajuato.- Los fieles católicos de Tapachula, Chiapas, despidieron con mariachi a su obispo Jaime Calderón Calderón, quien desde este lunes será el XII Obispo y el III Arzobispo de León.
Monseñor tiene 58 años, nació el 1 de mayo de 1966 en Churintzio, en Michoacán.
Dejó la Diócesis de Tapachula el sábado y se dirigió a Zamora, Michoacán, para visitar a su familia; el lunes tomará posesión en León.
La Diócesis de Tapachula publicó una entrevista que le hizo el padre Rafael Morales, de la misma Diócesis, donde revela cómo será su gobierno eclesial en León.
¿Cómo recibió el nombramiento como arzobispo de León?
- Con sorpresa, porque apenas estaría cumpliendo seis años sirviendo a esta Diócesis de Tapachula. Además, porque he procurado estar muy enfocado en lo que me toca y yo creía que tendría mucho tiempo para servir por estas tierras del sur del país. Por ello, salía de mi horizonte de servicio esta encomienda que no esperaba.
¿Cuál es el estilo que le gustaría que asumiera la Iglesia de León?
- Prioridades Pastorales. Aunque he vivido la mayor parte de mi vida en el centro occidente del país; sin embargo, no estoy actualizado con los desafíos que afronta la Iglesia que peregrina en León.
Ciertamente, hay elementos comunes que nos asemejan en desafíos a todo el país y que ya están siendo encauzados por las prioridades pastorales del Proyecto Global de Pastoral de la Conferencia Episcopal Mexicano.
Yo estoy muy abierto para escuchar mucho y comprometerme en lo que se necesite. Por ello no me quisiera aventurar a pensar con anticipación, prefiero llegar y comenzar asumiendo la ruta en la que se encuentran ya caminando, ya después iremos discerniendo juntos en lo que el Señor nos vaya pidiendo.
Usted será el tercer arzobispo de León; para nuestros fieles, ¿qué es un arzobispo?
- Sin pretender entrar en elucubraciones teológicas, trataría de responder diciendo que el arzobispo es el primer servidor. Sobre todo, si atendemos al sentido de que nuestra amada Iglesia es una Iglesia ministerial, es decir, una Iglesia servidora. De manera que quien es el primer responsable de la conducción de este rebaño, debe ser el primer servidor.
¿Cuál será su primer mensaje a laicos, religiosos, religiosas y presbiterios que le esperan en su nueva Diócesis de León?
- “Diré solamente alguna idea fundamental; ya el tiempo y el caminar juntos nos irán dando la oportunidad de ir intercambiando ideas y experiencias. Digamos que la misión de la Iglesia es la misma en todo tiempo y lugar: que Cristo sea conocido, amado y servido, especialmente en los más necesitados, que tienen rostros muy específicos y concretos.
Por ello, el tiempo venidero será una oportunidad providente de gracia para retomar con nuevos bríos la evangelización.
Pero este camino nos está urgiendo a que todos, sin excepción alguna, nos sintamos corresponsables de la misión, desde la propia conciencia bautismal. Todos y todas en la Iglesia tienen un lugar. Cada bautizado es un regalo de Dios para los otros. De modo que nadie se sienta excluido. Todos estamos llamados a compartir los dones confiados por el Señor para servicio de los demás”.
¿Su nombramiento tiene que ver con las necesidades particulares de la Arquidiócesis de León?
- “Me es difícil responder a esta pregunta ya que, aunque tengo nociones y algunos contactos desde mi infancia de esta región del Bajío, en este momento no tengo conocimiento concreto de las necesidades particulares de la Arquidiócesis de León. Por ello, voy con la actitud de conocer, escuchar y discernir en un ejercicio conjunto. Seguramente la Arquidiócesis ya tiene un camino trazado; yo me iré sumando al servicio y, poco a poco, iré expresando y enriqueciendo las respuestas que ya se han ido dando a esas necesidades particulares”.
¿Qué conoce de la Arquidiócesis de León? Se dicen muchas cosas buenas y malas, ¿con qué espíritu piensa llegar?
- Poder servir al Señor en estas tierras del sur del país me ha permitido concentrarme en el servicio que se requiere en esta Diócesis de Tapachula y en la Provincia de Chiapas. De manera que, siendo el mismo México, son realidades muy diferentes.
Por ello no he tenido oportunidad de enterarme ni de las cosas buenas o malas que se puedan decir de la Arquidiócesis. Y esto, aunque es ambivalente, yo prefiero verlo positivamente, es decir que tendré la oportunidad de ir conociendo la realidad sin necesidad de purificar prejuicios.
AM