León, Guanajuato.- En el corazón del Barrio Arriba, sobre lo que fue el Panteón de San Martín, se construyeron viviendas, por lo que hay vecinos que aseguran haber visto fantasmas y espíritus chocarreros que deambulan en las residencias.
Dicho cementerio se localizaba en lo que ahora es la calle San Martín, entre la calle Limbo y Allende, a dos cuadras del cerro del Calvario.
De acuerdo a información recabada en el archivo Histórico Municipal, el camposanto de San Martín, “funcionó hasta su clausura, primero provisional, en marzo de 1894, y se cerró en forma definitiva en la primera década del siglo XX”.
En el panteón de San Martín sólo se sepultaban las personas que fallecieron de tifo.
Por la epidemia de tifo en 1892 y propagada en la ciudad los dos años siguientes, se determinó que los fallecidos a causa del tifo se sepultaran en el panteón de San Martín, a fin de que se propagará el tifo”, así lo afirma Don Sóstenes Lira, en su crónica de Efemérides de León.
También lo consigna, con una ligera variante, el periódico El Pueblo Católico, el 1 de abril de 1894, relatando que el cementerio de San Martín fue clausurado debido a “la falta de un buen administrador, aunque una semana después se expresó que este camposanto era sólo para personas que falleció a causa de enfermedades contagiosas, como la tifo, y el resto era enviado al panteón de San Nicolás”.
Después de haber sido clausurado, durante algunas décadas, sobre el panteón de San Martín funcionó una cartonera, misma que cerró en los años 80.
A principio de los años 90´s, el municipio autorizó que se construyeran viviendas sobre el cementerio, y surgieron las llamadas “Privadas San Martín”.
Durante décadas, se conservó el pórtico o acceso principal al cementerio, y dicen los vecinos que ahí se aparecían ánimas en pena.
Cuando comenzaron a excavar para construir los cimientos de las casas de las privadas San Martín, las retroexcavadoras sacaron una gran cantidad de huesos. Otros quedaron ahí sepultados debajo de las viviendas, por eso no es raro que digan que en las lujosas residencias aparecen sombras o se escuchan voces de niños”, dice Manuel Santos, vecino de la calle San Martín.
Dicho panteón se localiza a una cuadra del templo de San José, y a dos cuadras de la parroquia del Señor de la Salud, en el corazón del Barrio Arriba.
Los vecinos que ahora viven en estas casas construidas sobre el cementerio cuentan algunas historias.
Cuando mi hijo estaba pequeño, dice que se le apareció un niño con el que jugaba alegremente. Sólo él lo veía, pues nosotros sólo veíamos que mi hijo hablaba con otra persona; en la cocina, con frecuencia pasa una sombra, como un fantasma, que ya es parte de la familia, pero cuando compramos nunca nos dijeron que ahí era un cementerio”, añade Francisco Martínez.
AAK