León, Guanajuato.- El proyecto de El Zapotillo nunca se concretó y luego, Guanajuato fue ‘expulsado’ del mismo. Los planes alternos de Diego Sinhue Rodríguez Vallejo para traer agua al estado fueron menospreciados por el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador. Ahora es Libia Dennise García la que tiene esperanza de que Claudia Sheinbaum atienda sus peticiones.

Y mientras ha pasado todo esto, desde el 2016, más de 620 ductos de más de 2 metros de diámetro por 20 de largo, donde fácilmente cabe una persona de pie, están abandonados en diversos predios al oriente del municipio de León, mismos que eran parte del fallido proyecto del Acueducto de El Zapotillo que traería agua a León de Cañadas de Obregón, Jalisco.

Ahí están tirados a la intemperie esos gigantes de acero que pesan toneladas por lo que solo se pueden mover con grúas de gran calado.

Casi a pie de la autopista León-Aguascalientes, a no más de 2 kilómetros, donde se localiza el primer puente peatonal, en los límites entre Guanajuato y Jalisco, entre la comunidad de Corral de Piedra y el Refugio, en León, se localiza un predio donde hay poco más de 620 tubos.

Desde el aire, a través de Google Earth, se puede apreciar un predio de por, lo menos, 5 hectáreas donde descansan estos testigos mudos de un proyecto en el que se invirtieron miles de millones de pesos.

A no más de 5 kilómetros, también casi a pie del Bulevar Las Joyas, a no más de 3 kilómetros de la autopista a Aguascalientes, en el entronque del polvoriento camino que conduce a Barranca de Venaderos, hay otro grupo de ductos, cerca de un centenar.

Los tubos son resguardados, desde el 2016, por empresas de seguridad privada del Estado de México. Actualmente está a cargo de Sepromosu, empresa que se localiza en San Bartolomé Coatepec, Estado de México.

La empresa contrató vigilantes de Barranca de Venadero, a los que les pagan 3 mil 800 pesos por quincena, para resguardar los ductos las 24 horas.

Sabemos que nos se los pueden robar, porque cada tubo pesa toneladas, pero en esta zona hay muchos vándalos que bajan de la zona de Las Joyas y de Barranca de Venaderos a prender fuego; ya van dos veces que prenden los pastizales, y tenemos que hablarles a los Bomberos porque nosotros ni extinguidores tenemos”, dice uno de los guardias que prefiere se omita su nombre.

Revela que de noche se ha tenido que resguardar dentro de los ductos o en la caja de un contenedor de ferrocarril que no cuenta con ventanas, ni puertas.

Ejidatarios de Barranca de Venaderos señalan que vendieron un predio de tres hectáreas donde se localizan los ductos.

“No sabemos ni de quién son los gigantescos tubos; ahí están perdiendo sus gracias, porque eran parte del Acueducto del Zapotillo; ya tienen ocho años ahí tirados; los trajeron de Monterrey en pesados tráileres y los bajaron con grúas”, señala Misael Martínez, ejidatario.

Cada uno de los ductos tienen el letrero de Abengoa, la empresa española que obtuvo el contrato para la construcción del fallido acueducto de 140 kilómetros de longitud, desde Cañadas de Obregón a León, y del que solo se tuvo un avance de escasos 900 metros, es decir, un 0.64%. 

Millones enterrados

Los habitantes de El Refugio y Corral de Piedra, donde se encuentra la mayoría de los ductos, señalan que en el 2016 se realizaron algunos trabajos, se abrieron zanjas a lo largo de 900 metros y se enterraron algunos tubos. Ahí siguen sepultados.

Los trabajos se suspendieron en el 2016, quedaron inconclusos, y ahí siguen a la intemperie cientos de ductos. No se sabe qué se va hacer con ellos. Solo con grúas se pueden mover, de lo contrario ya se los hubieran robado”, dice Juan Manuel Rioda, vecino de El Refugio.

El director general de Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de León (Sapal), Enrique de Haro Maldonado, dice que la custodia de estos pesados y costosos ductos están a cargo de Conagua, que es la que atiende la situación legal con Abengoa.
Reconoció también que se invirtió en dos grandes tanques de almacenamiento en Barranca de Venaderos, donde iban a recibir el agua de El Zapotillo. 

Para ello se hizo un trazo de 2.7 kilómetros del acueducto, que es donde están los tubos, pero todo dentro de los límites con Guanajuato y Jalisco.

En la administración de Juan Manuel Oliva Ramírez se firmaron acuerdos entre el Gobierno federal, Guanajuato y Jalisco, donde se comprometían a llevar a cabo el proyecto del Zapotillo,  con la construcción de la presa, y de donde el 76% del agua seria para el área metropolitana de Guadalajara y el 24% para León.

En el 2005 se estimó el costo del proyecto en 7 mil millones de pesos, y para el 2019 se estimaba en 35 mil millones.

Lo curioso es que durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, cada año se asignaban recursos para el proyecto, pero este estaba detenido.

Fue en la administración de Andrés Manuel López Obrador, cuando se sepultó el proyecto para traer agua a León.

FOTOS: Así lucen los tubos abandonados

Los tubos siguen a la intemperie. Foto: José Trinidad Méndez Valadez.

 

Solo siguen desgastándose con el clima. Foto: José Trinidad Méndez Valadez.

 

Desde 2016 que están en predios de León. Foto: José Trinidad Méndez Valadez.

 

Solo están llenos de maleza. Foto: José Trinidad Méndez Valadez.

 

Adentro cabe una persona de pie. Foto: José Trinidad Méndez Valadez.

 

Los tubos son resguardados, desde el 2016, por empresas de seguridad privada del Estado de México. Foto: José Trinidad Méndez Valadez.

AAK

 

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