Klaus O., residente de Schless Holte-Stukenbrock, en Alemania, recibió condena a cadena perpetua tras envenenar los sándwiches de sus compañeros de trabajo con mercurio y plomo, causando grave daño a su salud.
Como consecuencia, dos hombres de 27 y 67 años sufrieron daño renal por envenenamiento, tras lo cual podrían desarrollar un cáncer. También un becario de 23 años está en coma y tuvo daño cerebral permanente.
El responsable fue arrestado en mayo de 2018 al descubrir por medio de cámaras de vigilancia el momento en que agregó un polvo al sándwich de un colega suyo y se descubriera un pequeño laboratorio de química en su domicilio.