Argentina.- Se desbarató una red de curas, monjas y trabajadores que violaban a niños con problemas auditivos.

De acuerdo a información del portal de noticias El País, el caso, dado a conocer a finales del 2016, mantiene a las autoridades locales trabajando en el luego de que se esté preparando el juicio oral en contra de los 14 acusados de cometer los atracos al interior del instituto “La casita de Dios”.

La monja ayudaba a encontrar a los niños más débiles para entregárselos a los sacerdotes.

Entre los aludidos se encuentran curas, monjas y trabajadores del local, plaza quienes han sido denunciados por al menos 20 personas que dijeron haber sufrido sus ataques.

Una de las monjas acusadas fue identificada como Kumiko Kosaka, de origen japonés, quien habría ayudado a los sacerdotes para que cometieran los delitos.

Le siguen teniendo miedo aunque esté en la cárcel

Todavía hoy, ya veinteañeros, sorprenden a los abogados y fiscales por las caras de terror que ponen en las rondas de reconocimiento cuando ven al padre Corradi, de 82 años. Se llevan la mano a la boca y cierran el puño.

Realizados en su mayoría por curas, en ocasiones con la ayuda de una monja que probaba a las niñas y niños para encontrar a los más débiles y entregárselos a los sacerdotes.

Los que se resistían, se salvaban. Los que eran sumisos terminaban siendo abusados”.

Encontraron cadenas y otros materiales

La policía encontró las cadenas y material pornográfico.

La monja Kumiko Kosaka golpeaba a los menores para probarlos. Los que se resistían, se salvaban. Los que eran sumisos terminaban siendo abusados.

La policía encontró las cadenas y material pornográfico.

Una niña de cinco años, hoy adolescente, fue violada repetidamente por Corbacho, otro cura del Provolo detenido. “La monja la llevaba a la habitación del cura, a sabiendas, y un día le puso un pañal para disimular la hemorragia y poder llevarla al comedor. Le dolía tanto que no se podía sentar.

Ella les hizo ver pornografía, hacía que las niñas se tocaran. Eran niños muy pobres, con familias con problemas, que apenas les veían porque estaban internados. Además los elegidos eran los que tenían más dificultades para comunicarse con sus padres, los que no conocían el lenguaje de signos. 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *