Estados Unidos.- Una mujer que dejó morir a su hijo ya recibió su castigo.
Raquel Barreras no alimentó a su hijo de tres años hasta que murió y luego abandonó su cuerpo dentro de una caja de juguetes, en Arizona.
El pasado lunes fue condenada a cadena perpetua y sin posibilidad de libertad condicional.
Esta sentencia llega luego de dos meses, cuando un jurado del condado de Pima encontró a Raquel culpable de asesinato en primer grado y cuatro cargos de abuso infantil.
La mujer y su esposo, Martín Barreras, dejaron morir de hambre a su hijo, lo escondieron en una caja de juguetes y lo dejaron en la casa que rentaban y de la que se mudaron poco después, según la Fiscalía.
El cuerpo del menor, Román Barreras, con visibles muestras de pérdida de peso, fue descubierto en 2014 por el propietario de la casa después que la familia se mudó a Tucson, Arizona.
Castigo a los padres
La madre, que se había declarado culpable de algunos cargos, recibió la sentencia así como 24 años de prisión por un cargo de abuso infantil que involucra circunstancias de muerte por lesión física, otros dos años por ocultar el cadáver y cuatro años más por cada tres cargos adicionales de abuso infantil.
Las tres últimas sentencias por abuso de menores se ejecutarán simultáneamente con las sentencias de los dos primeros cargos.
Durante el juicio, la Fiscalía enfatizó que Barreras supuestamente mató de hambre a su hijo y no permitió que nadie pudiera jugar, hablar o alimentara al niño. La fiscalía también alegó que la mujer fue la “arquitecta” de la cámara de tortura del pequeño Román, acciones que ocasionaron su muerte.
La defensa refutó estas afirmaciones y acusó a la Fiscalía de encontrar un blanco fácil para una madre adicta a las drogas que vive en la pobreza.
El padre de Román, Martín, está programado para ir a juicio en agosto por asesinato en primer grado.