Guatemala.- El secretario del Pontificio Consejo para América Latina del Vaticano, Rodrigo Guerra, señaló que el “silencio” del Papa Francisco sobre la detención en Nicaragua del Obispo Rolando Álvarez y otros curas de Matagalpa críticos del Gobierno de Daniel Ortega “no significa inactividad”, pues dijo que trabaja en una operación “diplomática discreta”.
“El Papa Francisco está súper enterado de todos los acontecimientos que ocurren en Nicaragua“, sostuvo el filósofo mexicano al servicio del Pontífice en declaraciones al medio Aleteia.
“Un silencio papal no significa inactividad o falta de decisión, no, nada de eso; significa que se están trabajando en otros planos.
“Y en el momento en que el Santo Padre sea prudente, por supuesto, tendrá una intervención”.
El “violento” arresto de Álvarez, que fue sacado de su curia en Matagalpa durante la madrugada del viernes, causó indignación entre la comunidad eclesiástica latinoamericana, pero hasta ahora no se ha conocido de un pronunciamiento público del máximo jerarca de la Iglesia católica.
“A mí no me extrañaría que después del encarcelamiento del Obispo Rolando Álvarez, a lo mejor el domingo (cuando presidirá el Ángelus) el Papa nos regale algún primer comentario. No me extrañaría. Pero, eso es el tema exterior. La Santa Sede principalmente trabaja en la diplomacia discreta”, afirmó Guerra.
“En este tipo de tensiones también hay grupos que se polarizan y creen que la valentía se identifica con el hiperprotagonismo y la exaltación. Y no es así. Aquí hay, ante todo, que estar preocupados porque el pueblo no resulte sacrificado o lastimado. Y una declaración exaltada en estos contextos fácilmente puede derivar a consecuencias indeseables”.
El colaborador del Vaticano indicó que la operación diplomática está en curso a través del Arzobispo de Managua y Cardenal, Leopoldo Brenes -quien también funge como vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua– y de algunas otras personas, incluido el mismo Guerra.
Sin embargo, destacados expertos mantienen cierto escepticismo respecto a Brenes, de quien han señalado las posiciones “tibias” respecto a la situación.
En declaraciones a Confidencial, el sociólogo Humberto Belli dijo que es posible que el Cardenal esté solicitando al Papa sacar del país a Álvarez, incluso con el visto bueno de Ortega, lo que sería una “claudicación” ante el Gobierno.
El viernes, luego de que el Obispo fue puesto en arresto domiciliar en su casa de Managua, Brenes logró conversar con Álvarez, según confirmó el Arzobispo.
Al respecto, la abogada Martha Patricia Molina, que ha investigado ataques del régimen contra la Iglesia católica, dijo al mismo diario que es posible que la dictadura haya buscado a Brenes para pedirle al Obispo que abandone “el país por su propia voluntad”, como ocurrió en 2019 con el Obispo auxiliar de Managua, Silvio José Báez, otro crítico de Ortega.
Tanto Belli como Molina demandaron además una posición enérgica de parte de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, que hasta ahora tampoco ha emitido pronunciamientos respecto a las detenciones del viernes.
Junto a Monseñor, también fueron detenidos los sacerdotes José Luis Díaz, Sadiel Eugarrios y Ramiro Tijerino, así como los seminaristas Darvin Leyva y Melkin Sequeira, el diácono Raúl González y el camarógrafo Sergio Cárdenas, quienes fueron trasladados a la Dirección de Auxilio Judicial, mejor conocida como El Nuevo Chipote.
Demandan posición enérgica
En declaraciones a Confidencial, el sociólogo Humberto Belli dijo que es posible que el Cardenal esté solicitando al Papa sacar del país a Álvarez, incluso con el visto bueno de Ortega, lo que sería una “claudicación” ante el Gobierno.
El viernes, luego que el Obispo fue puesto en arresto domiciliario en Managua, Brenes logró conversar con Álvarez, según confirmó el Arzobispo.
Al respecto, la abogada Martha Patricia Molina, que ha investigado ataques del régimen contra la Iglesia católica, dijo al mismo diario que es posible que la dictadura haya buscado a Brenes para pedirle al Obispo que abandone “el país por su propia voluntad”, como ocurrió en 2019 con el Obispo auxiliar de Managua, Silvio José Báez, otro crítico de Ortega.
Tanto Belli como Molina demandaron además una posición enérgica de parte de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, que hasta ahora tampoco ha emitido pronunciamientos respecto a las detenciones.
PM
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