Teherán, Irán.- El hombre que mató a 15 personas en un importante santuario chií en el sur de Irán esta semana falleció, según reportaron los medios iraníes el sábado. Por su parte, la Guardia Revolucionaria paramilitar de Teherán lanzó una advertencia a quienes se unen a las protestas que sacuden el país desde hace más de un mes.
Las autoridades iraníes no han revelado detalles acerca del agresor, que falleció el sábado en un hospital de la ciudad sureña de Shiraz a causa de las heridas que sufrió durante su detención, explicaron las agencias noticiosas semioficiales Fars y Tasnim.
El grupo extremista Estado Islámico se atribuyó el atentado del miércoles en Shah Cheragh, en Shiraz, el segundo santuario chií más importante de Irán. El gobierno ha tratado de vincularlo a la oleada de movilizaciones, en su mayoría pacíficas, que recorre el país, pero no ha ofrecido evidencias al respecto.
Las protestas, que comenzaron tras la muerte el pasado 16 de septiembre de Mahsa Amini mientras estaba detenida por la policía de la moral, sacuden la República Islámica desde entonces. Amini falleció tras ser arrestada por el supuesto incumplimiento del estricto código islámico de vestimenta para las mujeres.
En el funeral por las víctimas del atentado en Shiraz, el jefe de la Guardia Revolucionaria, el general Hossein Salami, pidió a los iraníes que dejen de protestar. Su amenaza se produce mientras las fuerzas de seguridad reprimen las concentraciones de forma violenta, empleando munición real, perdigones antimotines y gases lacrimógenos.
“Hoy es el fin de los disturbios. ¡No salgan más a la calle!”, dijo Salami el sábado. “Les decimos a nuestros jóvenes, a la minoría que se ha dejado engañar, dejen de actuar con maldad”.
Con el mismo tono severo, agregó que “esta ominosa sedición no les traerá ningún final feliz. ¡No arruinen su futuro!”.
El gobierno iraní ha alegado repetidamente que las potencias extranjeras han orquestado las protestas, aunque no aportó pruebas. Las movilizaciones suponen una de las amenazas más graves a la teocracia que gobierna el país desde la Revolución Islámica de 1979.
En un primer momento, las movilizaciones se centraron en la obligación estatal de que las mujeres se cubran la cabeza con el hiyab, o velo islámico, pero rápidamente evolucionaron a llamados a derrocar a la teocracia iraní. Al menos 270 personas murieron y otras 14.000 fueron detenidas durante las protestas en más de 125 ciudades del país, según el grupo Activistas por los Derechos Humanos en Irán.
El viernes, las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra los manifestantes en la ciudad suroriental de Zahedan, y mataron a dos personas, según activistas.
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