Seúl, Corea del Norte.– La policía de Seúl asignó a 137 agentes para controlar a una multitud de juerguistas de Halloween que se esperaba que rebasaran los 100.000 durante el fin de semana, una decisión que ha recibido intensas críticas tras la muerte de más de 150 personas.

En comparación, casi 7.000 policías fueron enviados a otra parte de la capital de Corea del Sur el sábado para monitorear protestas opuestas donde participaron decenas de miles de personas, pero menos que las que acudieron en masa al popular distrito de vida nocturna de Itaewon esa misma noche. En comparación, el cuerpo especial creado para investigar la tragedia está conformado por 475 miembros, es decir, tres veces más grande que el grupo asignado a la aglomeración.

Los oficiales han conseguido videos captados por unas 50 cámaras de seguridad en el área y también están analizando videos publicados en las redes sociales. Han entrevistado a más de 40 testigos y sobrevivientes hasta el momento, dijo el lunes a los periodistas el oficial de policía Nam Gu-Jun.

Las autoridades estudian exactamente cuándo y dónde comenzó la oleada masiva y cómo se desarrolló. Equipos de policías y expertos forenses del gobierno registraron el área de Itaewon el lunes.

“El gobierno investigará a fondo la causa del incidente y hará todo lo posible para realizar las mejoras necesarias en los sistemas para evitar que vuelva a ocurrir un accidente similar”, dijo el primer ministro Han Duck-soo al comienzo de una reunión del gobierno sobre el desastre.

Al tiempo que Corea del Sur está de luto, las autoridades enfrentan duros cuestionamientos sobre los preparativos para las celebraciones y exigencias de rendición de cuentas tras el peor desastre del país en casi una década.

El gobierno ha insistido en que no había forma de predecir que la muchedumbre se saldría de control.

Pero los expertos no están de acuerdo. El despliegue de tan pocos agentes de policía, dijeron, muestra que los funcionarios estaban mal preparados a pesar de saber de antemano que habría una enorme convocatoria tras la relajación de las restricciones de COVID-19 en los últimos meses.

Además de asignar más personal, la policía y las autoridades del distrito de Yongsan, que gobierna Itaewon, debieron haber peatonalizado algunas calles y tomado otras medidas para aliviar el hacinamiento en callejones angostos como en el que ocurrió la tragedia, de acuerdo con expertos.

En cambio, fueron asignados 137 policías en Itaewon para monitorear delitos, con un enfoque particular en el uso de narcóticos, lo que significa que para todos los propósitos prácticos “nadie estaba cuidando la seguridad de los peatones”, dijo Kong Ha-song, profesor de prevención de desastres en la Universidad Woosuk de Corea del Sur.

Las muertes deben verse como un “desastre provocado por el hombre”, señaló Lee Changmoo, profesor de planificación urbana en la Universidad Hanyang de Seúl. 

JFF 

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