En esta imagen de archivo, mujeres protestan por la muerte de una mujer de 22 años, Mahsa Amini, mientras estaba detenida por la policía de la moral iraní, en Teherán

Teherán, Irán.- Irán reportó el sábado la ejecución de dos hombres condenados por el supuesto asesinato de un paramilitar voluntario durante una manifestación. Con este tipo de castigos, las autoridades buscan frenar las prolongadas protestas generalizadas que desafían a la teocracia gobernante.

La justicia iraní identificó a los ejecutados como Mohammad Karami y Mohammad Hosseini. Con ellos, son cuatro los hombres que han cumplido la pena capital desde el inicio de las movilizaciones el pasado septiembre luego de la muerte de Mahsa Amini.

Los dos hombres habían sido condenados por el asesinato de Ruhollah Ajamian, un miembro de la Fuerza Basij de voluntarios de la Guardia Revolucionaria, en la ciudad de Karaj, a las afueras de la capital, Teherán, el 3 de noviembre, indicó la agencia noticiosa Mizan, dependiente del poder judicial. Los Basij se han desplegado en las principales ciudades, atacando y arrestando a inconformes, que en muchos casos se resisten.

No estuvo claro de inmediato qué tribunal juzgó a los dos hombres. Sus penas fueron dictadas por las Cortes Revolucionarias iraníes, donde los procedimientos se realizan a puerta cerrada y que han sido criticadas por la comunidad internacional.

Según los activistas, al menos 16 personas han sido condenadas a muerte en audiencias a puerta cerrada por cargos relacionados con las protestas. Normalmente, en Irán la pena capital se ejecuta en la horca.

Al menos 517 manifestantes han muerto y más de 19.200 personas han sido arrestadas, según Activistas de Derechos Humanos en Irán, un grupo que sigue de cerca los disturbios. Las autoridades de la República Islámica no han ofrecido un conteo oficial de fallecidos o arrestados.

Las movilizaciones comenzaron a mediados de septiembre tras la muerte de Amini, de 22 años, luego de ser detenida por la policía de la moral por una supuesta violación de estricto código de vestimenta del país. Las mujeres han desempeñado un papel protagonista en las protestas y muchas de ellas se han despojado en público del hijab, el pañuelo con el que deben cubrirse obligatoriamente el pelo.

Las protestas son uno de los mayores desafíos a la teocracia iraní desde la Revolución Islámica de 1979. Las fuerzas de seguridad han empleado munición real, perdigones, gases lacrimógenos y bastones para dispersar a los manifestantes, según los grupos de derechos.

(Con información de AP)
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HLL

 

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