Por: Claire Cain Miller de The New York Times en exclusiva para AM
Estados Unidos.- Cuando comenzó la pandemia, Steve Gaffney fue despedido del trabajo que tenía desde hacía mucho tiempo en una empresa que suministraba la iluminación para eventos. Tres semanas después, nació su hija Morgan.
A los 42 años, se convirtió en un padre que se quedaba en casa. Era lo más lógico para su familia: su pareja, que a diferencia de él tiene estudios universitarios, ganaba más y, como gerenta de instalaciones, siempre estaba de guardia. En consecuencia, ha vivido la infancia de Morgan de una manera muy distinta a como crio a sus tres hijos mayores con su anterior esposa.
Se asegura de que ella le oiga hablar el mayor número de palabras posible cada día. Se ha dado cuenta de que se siente mucho menos frustrado con la cena y al momento de acostarse después de una larga jornada de trabajo. Morgan y él han desarrollado su propio ritmo: lavar la ropa y limpiar la casa durante la siesta y pasear por los senderos cercanos a su casa de Pembroke, Massachusetts. “En el estanque, solo estamos las otras madres y yo”, dice.
Durante los confinamientos de la primavera de 2020, los hombres asumieron muchas más tareas de crianza de los hijos y de gestión del hogar que antes. Según un análisis publicado la semana pasada, la mayoría de los padres volvieron en gran medida a su antigua división del trabajo, sobre todo cuando las escuelas reabrieron sus puertas. Se basa en una encuesta continua que se realiza desde abril de 2020 a 4550 padres que viven con parejas del sexo opuesto (unos 500 han participado en todas las encuestas).
Sin embargo, un porcentaje considerable, una quinta parte, ha seguido ocupándose, más que antes, del cuidado de los niños y una cuarta parte ha seguido realizando más tareas domésticas, según la encuesta. Se preguntó a los encuestados si dedicaban más, menos o la misma cantidad de tiempo a diversas tareas domésticas en comparación con los días anteriores a la pandemia y en comparación con sus parejas.
Para estos padres, la pandemia ofreció la oportunidad de reorganizar sus vidas para participar más en la vida familiar y ahora no quieren renunciar a ello.
Me ha ayudado a hacer la pandemia un poco más llevadera”, comentó Gaffney.
Es un cambio, pase lo que pase, para todos nosotros, pero a mí me tocó otro rol que me orientó para el cambio”.
Incluso antes de la pandemia, la generación de padres que está criando actualmente a sus hijos quería involucrarse más de lo que lo habían hecho sus padres, según ha demostrado la investigación. Pero se toparon con obstáculos, como las expectativas sociales sobre los roles tradicionales de género y los lugares de trabajo que penalizaban a los hombres que daban prioridad a la familia y recompensaban a los que estaban siempre disponibles. La crisis compartida de la pandemia parece haber ofrecido a algunos padres una vía para sortear esos obstáculos.
Lo que hizo la pandemia fue obligar a todo el mundo a hacerlo, de modo que nadie era vulnerable a ser castigado por ello”, afirmó Daniel L. Carlson, sociólogo de la Universidad de Utah y autor, junto con Richard Petts, de la Universidad Ball State de Indiana, del nuevo análisis.
Descubrieron que los padres con menos ingresos que podían trabajar a distancia (por ejemplo, en empleos como atención al cliente o soporte técnico) tenían más probabilidades de haber mantenido la división no tradicional del trabajo familiar.
“Las expectativas de participación del padre han aumentado en la última generación, en todas las clases sociales, pero sobre todo en las más marginadas”, explicó Timothy Black, autor de “It’s a Setup: Fathering From the Social and Economic Margins” y profesor de Sociología en la Universidad Case Western Reserve de Ohio. “Muchos de estos padres han hecho suyos estos mensajes”.
Otros datos muestran igualmente que, para los padres, el tiempo adicional que tuvieron con sus hijos fue un resquicio de esperanza de los confinamientos provocados por la pandemia y que algunos hombres están haciendo ajustes a su vida laboral para mantenerlo.
“Para muchos padres, esta fue una experiencia profunda”, mencionó Richard Weissbourd, director del proyecto de la Universidad de Harvard. “Les hizo entender cómo puede ser una relación maravillosa con sus hijos y fue gratificante”.
Ryan McCarty, el director de la sucursal de Cincinnati de la agencia de empleo Robert Half, pasaba 13 horas al día fuera de casa antes de la pandemia, incluyendo en eventos nocturnos y los 45 minutos que tardaba en trasladarse. Ahora trabaja desde casa, lo que, según él, le ha permitido estar al lado de sus dos hijos pequeños para las comidas, las visitas al médico y los momentos importantes. Uno de ellos dio sus primeros pasos a media mañana de un día laboral. McCarty aparece en un video, con camisa abotonada y pantalones deportivos, saliendo a toda prisa de su despacho para presenciarlo.
“Durante mucho tiempo fue así: el varón es el proveedor”, dijo. “Yo era ese tipo. Pero ahora no me avergüenza decir que esto es lo que soy en mi vida. Eso es lo que hizo el COVID-19. Tuvimos mucho tiempo libre para reflexionar y pensar en lo que es importante”.
Como reclutador, ha notado que ahora los hombres suelen preguntar sobre la flexibilidad. Hace poco, un cliente le dijo que su prioridad era recibir a su hijo en el autobús a las 3:30 p. m. y que estaría dispuesto a ganar menos a cambio de eso.
“Antes, nunca habrías oído eso de boca de nadie”, dice. “Jamás. Y ahora es habitual. Ya no es un signo de debilidad”.
Ben Campbell, padre de dos hijas menores de 5 años en Smithville, Texas, se acostumbró a pasar tiempo con sus hijos durante el día cuando su trabajo de ventas se volvió remoto al principio de la pandemia. Así que en un trabajo posterior, cuando un jefe hizo un comentario sobre la frecuencia con la que tenía que asumir sus obligaciones de padre, él respondió: “Sí, eso no va a cambiar”.
Dice que supone una gran diferencia que su actual empresa, AffiniPay, esté dirigida por una madre que habla al personal sobre cómo compaginar trabajo y familia. Ahora trabaja desde casa cuatro días a la semana, al igual que su esposa. En los descansos, se dedican a cumplir con deberes relacionados con los niños o sus hijos les enseñan las obras de arte que han hecho con su niñera. No se imaginarían renunciar a eso si trabajaran en una oficina tiempo completo.
“Me enorgullece que estemos juntos en la crianza de nuestros hijos”, afirma. “No hay una parte que sea más suya o mía”.
Estos acuerdos siguen siendo una rareza en el lugar de trabajo estadounidense. Muchos padres, aunque quieran pasar más tiempo con sus familias, no pueden. Solo uno de cada cinco trabajadores trabaja sobre todo desde casa. Muchos empleadores siguen exigiendo horarios largos e inflexibles y penalizan a los trabajadores por dar prioridad a la vida familiar.
El nuevo análisis constata que los padres que han seguido realizando más trabajo doméstico, además de tener más probabilidades de tener ingresos más bajos y poder trabajar a distancia, a menudo tenían parejas que no podían trabajar desde casa y que ganaban más o menos lo mismo que ellos.
c.2023 The New York Times Company
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