Inglaterra.- Momentos antes de ser coronado este fin de semana, el rey Carlos III se transportará en un carruaje dorado a través de calles llenas de banderas británicas rojas, blancas y azules, y también pasará por una advertencia de la historia.
En la Plaza de Trafalgar se encuentra una gran estatua de bronce del rey Carlos I, el monarca del siglo XVII depuesto por el Parlamento y ejecutado en 1649. El sábado, más de 1.500 manifestantes, vestidos de amarillo para lograr una máxima visibilidad, planean reunirse junto a ella para corear “¡no es mi rey!” mientras pasa la procesión real.
“Intentaremos mantener la atmósfera ligera, pero nuestro objetivo es hacer que sea imposible ignorarlo”, dijo Graham Smith, director ejecutivo del grupo antimonárquico Republic.
La coronación, dijo Smith, es “una celebración de una institución corrupta. Y es una celebración de un hombre que asume un trabajo que no se ha ganado”.
Los activistas republicanos han luchado durante mucho tiempo para aumentar el impulso para desmantelar a la monarquía británica de 1.000 años de antigüedad. Ven la coronación como un momento de oportunidad.
La reina Isabel II, que murió en septiembre después de 70 años en el trono, era muy respetada por su longevidad y sentido del deber. Carlos es diferente, un hombre de 74 años cuyas disputas familiares y opiniones firmes sobre todo tipo de temas, desde la arquitectura hasta el medio ambiente, han sido noticia durante décadas.
Los sondeos opinión sugieren que tanto la oposición como la apatía hacia la monarquía están en aumento. En un estudio reciente del Centro Nacional de Investigaciones Sociales, solo el 29 % de los encuestados pensaba que la monarquía era “muy importante”, el nivel más bajo en los 40 años de investigación del centro sobre el tema. La oposición era mayor entre los jóvenes.
Creo que definitivamente está cambiando”, dijo Smith, cuyo grupo quiere reemplazar al monarca con un jefe de estado electo. “La gente está muy feliz de criticar a Carlos de una manera que no necesariamente estaban dispuestos a hacer en público sobre la reina”.
Millones en Gran Bretaña verán por televisión cuando Carlos sea coronado en la Abadía de Westminster. Decenas de miles acudirán a las calles y los vecindarios de todo el país realizarán fiestas.
Pero millones más no le prestarán atención a las ceremonias. Algunos asistirán a eventos alternativos, incluido un concierto en Glasgow de la banda tributo Scottish Sex Pistols, para recuperar el espíritu de los punks que cantaban “Dios salve a la reina, el régimen fascista” durante el jubileo de plata de la difunta reina en 1977.
Newington Green Meeting House de Londres, que ha sido un sitio de reunión para disidentes religiosos y radicales durante 300 años, está organizando una “fiesta comunitaria alternativa”, completa con comida, bebida y música “radical y republicana”.
El gerente general, Nick Toner, dijo que el evento es para personas que “no quieren sentarse durante horas de imágenes de ceremonias, carruajes y un sinfín de banderas británicas, tal vez porque piensan que es un desperdicio del dinero de los contribuyentes o simplemente les parece aburrido”.
Mientras que la BBC, la televisora nacional de propiedad pública de Gran Bretaña, ofrecerá una cobertura completa de la coronación el sábado, su rival Canal 4 ofrece una programación alternativa que incluye un musical sobre el príncipe Andrés caído en desgracia, la irreverente comedia “The Windsors” y el documental “Farewell to the Monarchy” (Adiós a la monarquía).
Algunos argumentan que es grotesco gastar millones en pompa y decoro en medio de una crisis por el costo de vida que ha provocado una inflación del 10 %, llevando a miles a buscar comida en bancos de alimentos y provocado huelgas de enfermeras, maestros y otros trabajadores en busca de salarios más altos.
Incluso la ceremonia de Carlos que será menos concurrida, con unos 2.000 invitados en vez de los 8.000 que asistieron a la coronación de la reina en 1953, tiene un alto precio para los contribuyentes británicos. El monto total no se conocerá hasta después, pero la coronación de Isabel en 1953 costó 912.000 libras esterlinas, el equivalente a 20,5 millones de libras (26 millones de dólares) en la actualidad. El viceprimer ministro Oliver Dowden, que ayuda a supervisar los arreglos de la coronación, ha argumentado que “la gente no querría que se escatime severamente” en un “momento tan maravilloso de nuestra historia”. Los partidarios de la coronación argumentan que las celebraciones serán un impulso para Gran Bretaña como marca, para atraer turistas y estimular ventas.
No todos están convencidos.
“No estoy de acuerdo”, dijo Philippa Higgins, una recepcionista de 24 años en Londres. “Creo que parece un poco absurdo, cuando tenemos a tanta gente en problemas, tener algo tan extravagante en este momento. Pero algunas personas argumentan la tradición, supongo”.
La oposición a la lujosa coronación es especialmente fuerte en Escocia y Gales, donde algunos nacionalistas independentistas ven a la monarquía como parte del estado del Reino Unido que quieren abandonar.
Algunos nacionalistas escoceses se oponen a que la Piedra del Destino, una piedra arenisca de 125 kilogramos (275 libras) vinculada a los monarcas escoceses e ingleses, se envíe de Edimburgo a Londres para que ocupe su lugar tradicional bajo el trono de coronación. La famosa roca, un símbolo de la nación escocesa que fue incautada por un rey inglés en el siglo XIII y devuelta hasta 1996, tuvo que ser trasladada a la Abadía de Westminster en secreto y en medio de estrictas medidas de seguridad. Carlos desea ser visto como un monarca moderno, y el Palacio de Buckingham ha adaptado algunas de las antiguas tradiciones de la coronación para el siglo XXI. Su coronación será la primera en contar con contribuciones de líderes budistas, hindús, judíos, musulmanes y sijs, y la primera en incluir a mujeres obispas.
Aún así, la sugerencia de la Iglesia de Inglaterra de que las personas que verán la coronación por la televisión podrían querer jurar lealtad al rey desde sus sofás ha tocado una nota amarga para algunos. Carlos es monarca de 14 antiguas colonias británicas, así como del Reino Unido, y el rey ha abordado tentativamente el legado del imperio. Apoya la investigación sobre los vínculos de la monarquía con el comercio transatlántico de esclavos, y el año pasado expresó su “dolor personal” por el sufrimiento causado por la esclavitud, aunque no llegó a disculparse.
Es probable que el número de reinos de Carlos disminuya durante su tiempo en el trono. Barbados se convirtió en república en 2021 y Jamaica planea hacer lo mismo. El primer ministro de Nueva Zelanda, Chris Hipkins, dijo esta semana que quiere que su país se deshaga de la corona, aunque agregó que no es una “prioridad urgente”.
Craig Prescott, un experto en derecho constitucional de la Universidad de Bangor en Gales, dice que en el Reino Unido, la monarquía probablemente esté segura de momento debido a la tendencia de Gran Bretaña a “salir del paso” y adaptar gradualmente su política y constitución a los tiempos cambiantes. “Claramente, si tuvieras que empezar de cero, probablemente nunca elegirías a una familia y dirías: ‘Van a proporcionar un jefe de estado para siempre’”, dijo. Pero el arreglo en su mayoría funciona, y abolir la monarquía “no está en el horizonte de ningún partido político”.
Aun así, ve peligro en el futuro si una generación joven que ha soportado años de austeridad, pandemia y problemas económicos continúa en problemas.
“Si la monarquía representa el statu quo, el statu quo no es necesariamente bueno, en términos generacionales, para una determinada sección”, dijo Prescott. “Si eso continúa, entonces puede ser un problema para muchas instituciones nacionales dentro de 20 o 30 años”.
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FRG