El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, habla durante una reunión con empresarios para celebrar el Día de la Industria en la sede de la Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo, en Sao Paulo, Brasil, el jueves 25 de mayo de 2023. Bajo el liderazgo Lula, los mandatarios sudamericanos se reúnen el 30 de mayo de 2023 en Brasilia para reactivar la integración de la región y revalorizar su rol en el tablero internacional, todo un desafío en momentos en que varios afrontan conflictos políticos, crisis económicas y deterioradas relaciones bilaterales

Brasilia.- Los presidentes de Brasil y Venezuela pidieron el lunes que la cumbre que los reunirá con sus colegas sudamericanos no saque a relucir las diferencias ideológicas entre los distintos gobiernos sino que ayude a encontrar intereses comunes que refuercen la integración regional.

Los mandatarios sudamericanos se reunirán el martes en Brasilia convocados por el presidente Luiz Inácio “Lula” Da Silva para reforzar su devaluada integración y revalorizar el rol de la región en el tablero internacional, todo un desafío en momentos en que varios afrontan conflictos políticos, crisis económicas y tensos vínculos bilaterales.

“Esta reunión es importante porque Sudamérica se tiene que convencer de que debe trabajar como si fuera un bloque; no podemos pensar que cada país por sí solo logre solucionar sus propios problemas”, dijo Lula a los periodistas al término de un encuentro bilateral el lunes con el mandatario venezolano Nicolás Maduro en la sede gubernamental de Brasil.

La reunión, en la que ambos presidentes sellaron el restablecimiento de las relaciones luego de la llegada al poder de Lula en enero, dejando atrás los conflictos ocurridos durante la anterior administración de Jair Bolsonaro (2019-2022), fue la antesala de la cita regional convocada para promover un “diálogo franco” entre todos los gobiernos sudamericanos.

La cumbre de Brasilia es una iniciativa del mandatario izquierdista quien tras su retorno al poder por tercera vez apunta a reinstalarle como líder entre sus pares a partir de la reciente reincorporación de Brasil a mecanismos regionales como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

Asistirán los presidentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Uruguay, Surinam y Venezuela. Por parte de Perú acudirá Alberto Otárola, presidente del Consejo de Ministros.

Lula, quien intenta diseñar una nueva geopolítica sudamericana, dijo que lleva años viendo “retrocesos en el mundo” en materia sanitaria, ambiental y económica.

“Hay que discutir si queremos seguir discutiendo lo que somos o si queremos crear un bloque para negociar con más fuerzas y posibilidades de crecer”, sostuvo el dirigente izquierdista, quien puntualizó que la reunión del martes es un intento de avanzar en una agenda política y económica que será definida en citas posteriores.

En ese marco, el brasileño adelantó que podría proponer la idea de una moneda comercial común que los sudamericanos puedan utilizar como alternativa al dólar estadounidense.

“Sueño con que tengamos una moneda entre nuestros países para que podamos hacer negocios sin depender del dólar. Porque el dólar pertenece a Estados Unidos y puede hacer lo que quiera con él”, dijo Lula.

Maduro, con el cual mantienen discrepancias ideológicas mandatarios sudamericanos de tendencia derechista, instó por su lado a que se imponga “la unión en la diversidad” sobre las ideologías “extremistas e intolerantes” que han intentado aislar a su país.

El venezolano señaló que los presidentes sudamericanos deberían diseñar una agenda sobre políticas sanitarias, de protección al medioambiente, seguridad alimentaria e independencia financiera.

Asimismo adelantó que Venezuela insistirá en el encuentro en que los mandatarios soliciten el levantamiento de todas las sanciones y medidas coercitivas de Estados Unidos contra su país.

Lula convocó a la cumbre un mes después de anunciar en abril la reincorporación de Brasil a la Unasur, el foro que ayudó a crear en 2008 junto a otros colegas izquierdistas y del que, una década después, Bolsonaro se alejó por considerarlo inútil y abocado a arropar al populismo en Venezuela.

Colombia, Chile, Paraguay, Argentina, Ecuador y Uruguay fueron otros países que suspendieron entre 2018 y 2020 su participación en el bloque argumentando que estaba basado en alineamientos poli´tico-ideolo´gicos y carecía de una secretari´a operativa.

Unasur, que llegó a sumar 12 naciones sudamericanas con el fin de incentivar la integración comercial, social y política, hoy está inactiva y sólo la conforman Argentina -que también se reincorporó en abril- Bolivia, Brasil, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela.

La convocatoria del presidente brasileño se produce cuando fuerzas de izquierda y centroizquierda gobiernan en varios países y la derecha asoma en otros como una alternativa política, lo que podría dificultar el intento de mejorar la cooperación.

En Argentina, el peronista Alberto Fernández no se presentará a la reelección en los comicios de octubre y fuerzas conservadoras aparecen mejor situadas en la intención de voto. En Paraguay fue elegido recientemente presidente un economista de talante conservador y en Chile la ultraderecha arrasó en la elección de los redactores de una nueva constitución.

Para el pragmático presidente brasileño, la sintonía en el seno de la región es necesaria y eso incluye a Venezuela.

Bajo el gobierno de Bolsonaro, Brasil prohibió la entrada al país de Maduro, ya que el líder opositor Juan Guaidó fue reconocido como presidente por una parte de la comunidad internacional, incluido Brasil.

La definición de una agenda de intereses comunes se topa con las distintas necesidades de los países, algunos de los cuales sufren crisis políticas y económicas o mantienen desacuerdos.

Argentina sufre una inflación acelerada e intenta reforzar sus alicaídas reservas de divisas tras padecer una sequía histórica. Chile desea la regulación de los flujos migratorios luego de enfrentar una inmigración ilegal descontrolada -principalmente de venezolanos- hasta fines de febrero, cuando el gobierno desplegó militares en su frontera con Bolivia y Perú.

Según cifras del gobierno chileno, hay unos 20.000 venezolanos con orden de expulsión que no han sido concretadas porque no son recibidos en su país de origen.

Perú busca posicionar su imagen golpeada por las críticas a la mandataria Dina Boluarte en su manejo de la violenta represión de las protestas antigubernamentales que siguieron a la destitución en diciembre de su antecesor, Pedro Castillo. Entre los más críticos está Colombia, país con el que rompió relaciones diplomáticas.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, dijo el lunes que espera “un proceso de recuperación de la democracia en Perú” y, además, se mostró a favor de lograr una “agenda de lucha contra la crisis climática en nuestro continente a través de un eficaz y concreto proceso de integración latinoamericana”.

Bolivia mantiene un largo desacuerdo fronterizo con Chile y las relaciones con Perú también se han enfriado ya que el gobierno de Boluarte no fue reconocido por La Paz.

JFF 

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