La rebelión de Wagner exhibe debilidad de Putin

Rusia.- La guerra de Rusia en Ucrania escaló a un nuevo nivel. En un movimiento inédito en décadas, Rusia vivió una rebelión, la del jefe de los mercenarios Wagner, Yevgueni Prigozhin, transformada en un intento de golpe militar que puede haber durado solo un día.

Tras tomar los edificios oficiales de la ciudad sureña de Rostov del Don (fronteriza con Ucrania e importante núcleo logístico para la guerra del Kremlin) y de lanzar una columna de blindados que avanzaban hacia Moscú sin oposición, como parte de su enfrentamiento con el ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, Prigozhin aseguró ayer por la tarde que interrumpía el camino y que sus hombres se replegarían a sus campamentos “para evitar el derramamiento de sangre”.

Al final de un día frenético, el Kremlin anunció que pensaba retirar todos los cargos contra Prigozhin y los hombres que formaron parte de la asonada. Y que el líder de Wagner podrá refugiarse en Bielorrusia.

Repliegue o no, la rebelión de Prigozhin contra el ejército, transformada en el primer intento de golpe de Estado en tres décadas en Rusia, dejará a Vladímir Putin y su régimen debilitados en mitad de su contienda en Ucrania y de la contraofensiva de las tropas de Kiev.

“Ha llegado el momento en que puede haber un derramamiento de sangre”, lanzó Prigozhin. 

Así que entendiendo toda la responsabilidad por el hecho de que se derramará sangre rusa y estamos dando la vuelta a nuestra columna (de blindados) y partiendo hacia los campamentos de acuerdo con el plan”, añadió en un audio difundido en uno de sus canales de Telegram.

Las negociaciones entre bambalinas con el empresario para que interrumpiera su andanada contra el Kremlin se habían desarrollado durante todo el día, apuntan fuentes de inteligencia occidental. Desde que por la mañana del sábado, Prigozhin incrementó su desafío y su rebelión al tomar el centro de la ciudad fronteriza de Rostov del Don y, después, desoyó las advertencias del líder ruso para que cesara.

El resto de mundo a la (leve) expectativa

La crisis con Wagner y su desenlace, de magnitudes geopolíticas graves en un país que posee uno de los mayores arsenales de armas nucleares del mundo, desencadenó una escueta reacción global.

Los países del G-7 celebraron una llamada de emergencia y, junto a la UE y los aliados de OTAN, dijeron seguir de cerca la situación. Pero no se aventuraron a pronunciarse más abiertamente por el riesgo de que el Kremlin empleara sus palabras en su retórica contra Occidente.

Hablaron de un “problema interno” de Rusia. Mientras, el Ministerio de Exteriores de Rusia advirtió a los países occidentales de que no trataran de “explotar” el motín “para lograr sus objetivos rusófobos”.

Finalmente, la rebelión se transformó en un intento de golpe. El empresario clamó, en un mensaje de audio difundido en sus canales de Telegram, que Putin está “profundamente equivocado” y que los hombres de Wagner no son traidores, sino verdaderos patriotas de Rusia.

“Nadie se entregará a petición del presidente, el FSB o cualquiera. No queremos que el país viva en el engaño, la corrupción y la burocracia”, dijo Prigozhin, horas antes de anunciar el repliegue, azuzando la retórica contra las élites del ejército regular que, ha acusado, han enviado a los hombres a la “picadora de carne” de Ucrania mal preparados mientras ellos se enriquecían.

La decisión de replegarse, aunque al llegar la noche no se había materializado del todo, ha causado cierta indignación entre algunos círculos de Wagner, que han acusado a Prigozhin de ser un político “como el resto” y de “incriminar” a una gran cantidad de mercenarios por el camino de su rebelión. En algunos canales de Telegram se difundió mensajes de mercenarios que aseguraron que rompían su contrato con Wagner, aunque las imágenes de los medios locales de Rostov del Don, que ha actuado como base y lanzadera de los mercenarios este sábado, mostraron a varios de ellos relajados y hablando con ciudadanos.

Interviene Bielorrusia y cosensúa

El presidente bielorruso, Aleksandro Lukashenko, se atribuyó la mediación y ha asegurado en un comunicado que se ha llegado a un acuerdo “absolutamente rentable y aceptable” para Wagner y que se le han dado “garantías de seguridad” sin especificar. El movimiento de Prigozhin era arriesgado en extremo: el empresario no cuenta con el apoyo de las élites.

Durante la noche del viernes y la jornada del sábado, Prigozhin cruzó su Rubicón particular, acorralado por la espiral de su pugna con Shoigú. Lanzó una rebelión que no puede quedar sin consecuencias. 

El presidente Putin, que hasta ayer había permitido los deslices de Prigozhin y sus rencillas con su ministro de Defensa, cargó contra el jefe de los mercenarios, a quien acusó de traición, de “apuñalar por la espalda” al pueblo ruso. Y prometió aplastar el golpe: “Nuestra reacción será contundente”, dijo en un mensaje a la nación.

Prigozhin y sus mercenarios no hallaron gran oposición en su avance hasta el anuncio de la marcha atrás. Tan solo varios ataques desde el aire con helicópteros del ejército regular, disparos desde un avión de combate y la voladura de dos depósitos de combustible para dificultar su avance. La sublevación ha supuesto la amenaza más grave para el Kremlin en dos décadas, desde la guerra de Chechenia. La situación puede avivar los conflictos internos del país euroasiático, espoleados por las derrotas de las fuerzas del Kremlin en Ucrania y la falta de medios, material y preparación. Todos esos problemas los ha denunciado en los últimos tiempos Prigozhin, en una letanía constante que ha contribuido a elevar su figura.

Ventana de oportunidad para la contraofensiva

La rebelión de Wagner puede tener consecuencias mayúsculas para la contienda en Ucrania por su implicación para las tropas de primera línea en un momento decisivo para la contraofensiva con la que Kiev busca recuperar territorio. La viceministra de Defensa ucraniana, Hanna Maliar, ha afirmado este sábado que el golpe, que expone las grietas que ya invaden la sociedad rusa, es una “ventana de oportunidad” para sus fuerzas. La decisión de lanzar la invasión a gran escala sobre Ucrania ha desencadenado “la inevitable degradación del Estado ruso”, ha dicho.

Kiev, que calcula que Moscú mantiene unos 400.000 militares rusos desplegados en su país, celebra la inestabilidad en el país invasor. “Todo acaba de comenzar en Rusia”, afirmó este sábado Mijailo Podoliak, principal asesor del presidente Volodímir Zelenski, refiriéndose a la división de poder que sacude al país vecino. Podoliak cree que es imposible que ambas partes salgan indemnes de este episodio.

Podoliak entiende que una de las dos partes, el Kremlin o Prigozhin, ha de salir derrotada. “La división de las élites es demasiado obvia” y “alguien debe perder”, ha señalado Podoliak en su perfil de Twitter en un mensaje que destaca también la toma de Rostov, sedes militares y algunas carreteras gracias a la “operación antiterrorista” del jefe de Wagner.

El Reino Unido considera que Rusia afronta el mayor desafío interno en años, en el que será clave el grado de lealtad del ejército al Kremlin, según interpreta el Ministerio de Defensa británico en su informe diario sobre la guerra. La conocida enemistad entre el empresario y el Kremlin ha escalado a “confrontación militar” y la pasividad con la que algunos militares rusos han aceptado el levantamiento de los mercenarios hace pensar en que lo aceptan, añade esa fuente.

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