El presidente de Rusia, Vladímir Putin, se ve en dos pantallas durante su mensaje a la nación después de que Yevgeny Prigozhin

Kiev, Ucrania.- Puede que la rebelión armada protagonizada por un grupo de mercenarios ruso contra las fuerzas del Kremlin haya terminado en menos de 24 horas, pero la desorganización mostrada en las filas enemigas fue un regalo inesperado y una oportuna inyección de ánimo para las tropas ucranianas.

El espectáculo ofrecido por el amotinamiento del contratista militar ruso Grupo Wagner del empresario Yevgeny Prigozhin en el crítico centro de mando militar de la ciudad rusa de Rostov del Don, y más tarde los esfuerzos frenéticos de Rusia para fortificar Moscú mientras las tropas de Wagner marchaban para buscar derrocar al liderazgo militar del país, fue recibido “con aplausos” por los comandantes del Grupo de Fuerzas del Este de Ucrania, dijo su portavoz, Serhii Cherevatiy.

“Los soldados en el frente reaccionaron positivamente al respecto”, agregó. “Cualquier caos y desorden del lado del enemigo nos beneficia”.

Un video del conocido comandante de drones ucraniano “Magyar” observando la revuelta mientras come enormes cantidades de palomitas de maíz se hizo viral. Una plétora de memes burlones mofándose del presidente ruso Vladímir Putin inundaron las redes sociales, y declaración tras declaración de los altos mandos ucranianos describieron la agitación como una señal segura de que habría más inestabilidad rusa en el futuro.

De momento, la crisis terminó con un acuerdo mediado por Bielorrusia, que consistió en enviar a Prigozhin al exilio en suelo bielorruso. Sin embargo, para los ucranianos, el daño ya estaba hecho: las vulnerabilidades rusas quedaron expuestas, y al aceptar concesiones horas después de calificar a Prigozhin de traidor, Putin parecía débil y desesperado.

La rebelión breve no afectó notablemente la postura del ejército ruso a lo largo de la línea del frente, de 1.000 kilómetros (600 millas) en el este de Ucrania, pero podría haberle dado a Ucrania el impulso que necesita para intensificar la fase inicial de su contraofensiva, que ha ido más lenta de lo esperado, según han admitido sus líderes militares.

“A corto plazo, distrajo la atención de la guerra y desvió algunos recursos del frente”, señala Nigel Gould-Davies, investigador principal para Rusia y Eurasia en el International Institute for Strategic Affairs (Instituto Internacional de Asuntos Estratégicos). Pero a largo plazo, añade, muestra una falta de unidad entre las fuerzas rusas. “Es terrible para el estado de ánimo de Rusia. Los oficiales y soldados por igual. Es muy bueno para el ánimo de Ucrania”.

En los canales rusos de Telegram, los militares que bloguean sobre la guerra instaron a los soldados rusos a mantenerse enfocados en la guerra. “¡Hermanos! Todos los que tengan un arma en la línea de contacto, recuerden, su enemigo está frente a ustedes”, decía un mensaje.

El soldado ucraniano Andrii Kvasnytsia, de 50 años, que resultó herido en combate en la ciudad oriental de Bájmut, donde las batallas son continuas a lo largo del flanco sur de la ciudad de minas de sal ocupada por las tropas rusas, afirmó: “Todos están emocionados”.

“Un amigo me llamó hoy y me dijo: ‘Andrii, hace muchos años que no bebo, pero hoy tengo una buena razón para hacerlo’”, relató. “Todo es duro, no es fácil, pero sin duda ganaremos”. Kvasnytsia habló con The Associated Press en Kiev, donde se recupera de sus heridas de guerra.

Mientras las tropas de Grupo Wagner marchaban hacia Moscú, Hanna Malyar, viceministra de Defensa de Ucrania, anunció avances en varias direcciones a lo largo de la línea del frente, donde los combates se han estado librando durante semanas. Aseguró que bloquearon los avances rusos más al norte.

“La debilidad del enemigo siempre es una ventana de oportunidad, nos permite aprovecharla”, declaró a la AP. Agregó que es demasiado pronto para evaluar cómo se desarrollará el juego político en Rusia y si eso podría darle a Ucrania una ventaja militar.

Ucrania intensificó los ataques en varias direcciones en el sureste a principios de mes, un movimiento que indicó que ya había comenzado extraoficialmente su contraofensiva tan esperada. No obstante, el progreso ha sido “más lento de lo deseado”, reconoció el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy.

El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, anunció semanas atrás que se formaría pronto un nuevo ejército de reserva, a fin de reforzar a las tropas rusas que ya están en el frente ucraniano, donde Rusia ha asignado el 90% de sus fuerzas y ya supera significativamente a los combatientes ucranianos.

Los expertos militares consideran que los ucranianos necesitan ahora mantenerse flexibles y rápidos a fin de explotar las vulnerabilidades rusas a lo largo de la línea del frente y perforar las líneas de defensa cuando se presente la oportunidad.

Agregan que el estado de ánimo en Ucrania, ahora con los modernos sistemas de armas estándar de la OTAN en su poder, es uno de los ingredientes más necesarios para conseguir la velocidad que sus tropas necesitan para cambiar la dinámica en el terreno de combate.

“Esto dará un verdadero impulso a los ucranianos”, opina James Nixey, director del programa de Rusia y Eurasia de la organización Chatham House. “Hemos estado diciendo que los ucranianos tienen mucho por lo que tienen que luchar y últimamente les había faltado un poco de ánimo”.

Algunos comandantes ucranianos le han dicho a sus soldados que la discordia que observaron en Rusia era, indirectamente, obra de ellos. “Los héroes de Bájmut que dominaron la ciudad durante 10 meses y agotaron al enemigo, son los coautores de este épico fracaso ruso”, declaró Cherevatiy, el portavoz militar.

La realidad es más complicada. La larga rivalidad entre Prigozhin y la cúpula militar rusa precedió a la invasión a gran escala, pero la relativa eficacia demostrada por Wagner en comparación con las tropas del ejército regular que luchaban en la ciudad elevó el perfil de Prigozhin y pudo haberle dado la confianza necesaria para seguir adelante con su rebelión.

Aun así, el mensaje resuena entre las filas militares ucranianas, que se preparan para el próximo empuje decisivo en la guerra.

Hace unas semanas, en la región suroriental ucraniana de Zaporiyia, los soldados de una unidad de morteros dispararon contra objetivos rusos desde sus posiciones, dedicando cada disparo a los agravios causados por Rusia.

“¡Por la presa de Kakhovka!”, gritó un militar de las Fuerzas Especiales de Ucrania, refiriéndose al catastrófico colapso de la represa atribuido a Rusia a principios de junio y que sumergió a comunidades ucranianas enteras.

JFF 

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