Tafeghaghte, Marruecos.- Los estragos del terremoto que devastó Marruecos se podían ver el lunes en decenas de aldeas remotas como Tafeghaghte, donde se cree que han muerto más de la mitad de sus 160 habitantes.
Con la mayor parte de la comunidad arrasada, los sobrevivientes retiran escombros, recuperan cadáveres y alejan a los vivos de estructuras que se tambaleaban al borde del colapso debido a las réplicas.
En tanto, una escena de horror: El aire se llenaba del hedor a ganado muerto. Otros animales quedaron atrapados entre los escombros. Por las calles había vendajes ensangrentados. Aunque la comunidad ha recibido comida y agua, necesita mucho más.
“Es una catástrofe”, dijo el sobreviviente Salah Ancheu, quien vive en la cercana Amizmiz. “No sabemos cuál es el futuro. La ayuda es insuficiente”.
El terremoto del viernes, el más fuerte en Marruecos en más de un siglo, mató a casi 2.700 personas.
Mientras tanto, los rescatistas en el extranjero esperaban que Marruecos les permitiera ayudar. Hasta ahora, las autoridades marroquíes han aceptado ayuda gubernamental de sólo cuatro países: España, Qatar, Gran Bretaña y los Emiratos Árabes Unidos.
El Ministerio del Interior de Marruecos indicó que las autoridades quieren evitar una falta de coordinación que “sería contraproducente”.
El fundador de Rescates Sin Fronteras, Arnaud Fraisse, dijo a The Associated Press que retiró la oferta de la organización de enviar a nueve personas a Marruecos porque “nuestra función no es encontrar cadáveres”.
La ONU estima que 300.000 personas se vieron afectadas por el terremoto de magnitud 6,8, que se hizo más peligroso por su relativa poca profundidad.
La mayor parte de la destrucción y las muertes se produjeron en la provincia de Al Haouz, en la cordillera del Alto Atlas, donde las carreteras empinadas y sinuosas se atascaron con escombros, lo que dejó a los aldeanos a su suerte.
Khadija Babamou vino desde su casa en Amizmiz a Tafeghaghte para ver cómo estaban sus familiares. Se tapó la boca y comenzó a llorar mientras agarraba a su hermana. “Dios nos salve”, dijo.
Ibrahim Wahdouch perdió a dos hijas pequeñas y a otros dos familiares. Dijo que el pueblo parecía como si hubiera sido bombardeado en una guerra.
El terremoto más mortífero de Marruecos fue uno de magnitud 5,8 en 1960 que se produjo cerca de la ciudad de Agadir y mató al menos a 12.000 personas. Esto llevó a Marruecos a cambiar las reglas de construcción, pero muchas estructuras, especialmente casas rurales, no están construidas para resistir tales sacudidas.
JFF