Un ciudadano palestino contempla la destrucción que han provocado las bombas israelíes en Gaza

Por Antonio Pita, de El País, en exclusiva para AM Guanajuato

Israel ha expulsado este viernes a Gaza a miles de trabajadores de la Franja que se encontraban en el país el día que comenzó la guerra y no pudieron volver a sus hogares.

Los palestinos fueron arrestados en masa o trasladados por la fuerza a Cisjordania, en medio de un estado de ánimo generalizado en Israel que daba por hecho que los jornaleros llevaban meses aprovechando sus trabajos en Israel para recopilar información de inteligencia que permitió el ataque de Hamás que mató a 1,400 personas, la mayoría civiles, el 7 de octubre.

“Nos han metido en un campamento que no era digno ni de animales. Nos han torturado con descargas eléctricas y lanzado los perros sobre nosotros”, aseguraba en Gaza Yasser Mostafa. En las imágenes se les puede ver agotados y sin ninguna. Algunos tienen señales de heridas y muestran unos brazaletes azules con un número para identificarlos.

“Hace 25 días que estamos en la cárcel y hoy nos han traído aquí. No sabemos lo que pasa en Gaza, no tenemos ni idea de la situación”, decía otro, Nidal Abed. “Solíamos trabajar para ellos, en casas, en restaurantes, en mercados, por los salarios más bajos. Y, pese a eso, hemos sido humillados”, declaraba Yamal Ismail a la agencia Reuters.

Se desconoce el número exacto de gazatíes que han cruzado este viernes la frontera, principalmente a través del paso de Kerem Shalom. De hecho, las autoridades no aportan cifra alguna (ni la conocen las ONG) de cuántos había en realidad ese día en Israel, ya que una parte había vuelto a Gaza a pasar el fin de semana y otra estaba en Cisjordania. Solo es seguro que, el 7 de octubre, 18,500 habitantes de la Franja tenían permiso para trabajar en el país.

‘No más trabajadores palestinos en Israel’

Una semana después del inicio de la guerra, el vicegobernador de Ramala, Hamdan Barghuti, cifraba en 3,200 los gazatíes con permiso de trabajo en Israel acogidos en polideportivos, albergues u hoteles de Cisjordania. Poco después, el canal 12 de la televisión israelí cifró en 4,000 los arrestados. El Ministerio de Trabajo de la Autoridad Palestina hacía una estimación similar. Es decir, más de 7,000 en total.
 
Seis ONG israelíes habían hecho el jueves una petición urgente al Tribunal Supremo por la aparente detención ilegal de 568 gazatíes en al menos dos bases militares israelíes en Cisjordania, “contra su voluntad, aislados del mundo, sin acceso a representación legal y privados del derecho a un juicio justo”, ha señalado una de ellas, Gisha. En su comunicado mostraba la sospecha de que estaban retenidos en condiciones “inhumanas” y “extremadamente duras”, y “sometidos a una amplia violencia física y abusos psicológicos”.
 
La devolución forzosa se ha producido poco después de su aprobación en una reunión del gabinete de seguridad israelí. La pasada medianoche, el primer ministro, Benjamín Netanyahu, anunció que “los trabajadores de Gaza que estaban en Israel el día del estallido de la guerra serán devueltos a Gaza” y que nunca “habrá más trabajadores palestinos” de la Franja.
 
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos se ha mostrado “profundamente preocupado” por este traslado. Su portavoz, Liz Throssell, ha denunciado en una rueda de prensa en Ginebra que estos trabajadores están siendo devueltos hoy “a pesar de la gravedad de la situación” en el enclave palestino, en el que los bombardeos israelíes matan cada día a cientos de personas (en su mayoría mujeres y menores) y las fuerzas terrestres rodean ya la capital. El número de muertos supera los 9,000 en menos de un mes.
 
RSV

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