Ciudad de México.- Los paisanos no dejaron de enviar sus dólares a sus familias para que puedan sostenerse, tan solo en el 2021 se registró el mayor incremento relativo en 18 años de remesas, sumando un monto récord de 51 mil 471 millones de dólares, según cifras desestacionalizadas del Banco de México (Banxico).

Según Reforma, el año pasado el número de operaciones con remesas obtuvo su alza más elevada en 15 años, de 14.33 por ciento, llevando al indicador a 136.36 millones.

Mientras que el valor de las remesas obtuvo un máximo histórico de 377.13 dólares. 

En el 2020, las remesas en México sumaron 40 mil 406 millones de dólares. 

Un grupo de trabajadores mexicanos con empleos estacionales esperándoles en Estados Unidos caminan con su equipaje por el puente internacional Puerta México hacia Brownsville, Texas, en Matamoros. Foto: AP

El pueblo que depende de las remesas: Comachuén, Michoacán

Vecinos reunidos en una esquina junto a una casa construida con dinero ganado en Estados Unidos, en la comunidad indígena puerpecha de Comachuén, en el estado de Michoacán, México. Foto: AP

En muchos lugares rurales como Comachuén, en Michoacán, todas las tiendas, negocios y familias dependen de las remesas.

“Sin estas remesas que los migrantes envían a sus familias aquí en Comachuén, el pueblo no tendría vida”, dijo Porfirio Gabriel, que pasó casi 13 años trabajando en granjas en Estados Unidos y ahora recluta y supervisa gente para ir al norte.

Durante la última década, el porcentaje del Producto Interno Bruto mexicano correspondiente a las remesas se ha multiplicado casi por dos, del 2% del PIB en 2010 al 3,8% en 2020, según el gobierno. En ese periodo, el porcentaje de hogares en México que recibieron remesas pasó del 3,6% al 5,1%.

Por un lado, el aumento fue simplemente una cuestión de necesidad, debida en parte a la pandemia del coronavirus. El PIB de México se contrajo un 8,5% en 2020, y aunque la economía recuperó en torno a un 4,7% en los primeros trimestres de 2021, el crecimiento parece haber frenado y la inflación ha subido en el último trimestre.

Vecinos en una calle decorada con papel picado, en la comunidad indígena puerpecha de Comachuén, México. Foto: AP

“Cuando una familia mexicana tiene un enfermo o su casa es dañada (…) recibe más. ¿Por qué? Pues porque pide ayuda, básicamente, y creo que en este año ha pasado algo así”, dijo Agustín Escobar, profesor del Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social.

Irónicamente, parte del crecimiento podría deberse a un descenso temporal hace varios años en el número de nuevos mexicanos que emigraban a Estados Unidos, y un declive en el porcentaje relativo de migrantes sin permisos de trabajo o residencia.

Escobar señaló que eso implica que los migrantes enfrentan menos competición salarial de personas recién llegadas y sin permisos.

“Pero en el futuro, qué tanto pueden seguir mejorando? Y esa es una pregunta abierta”, añadió.

Además, el hecho de que un porcentaje menor de migrantes mexicanos trabaje de forma irregular supone que en 2020 más personas podían optar a las ayudas de pandemia en Estados Unidos.

En un reporte del blog Liberty Street Economics, el Banco de la Reserva Federal de Nueva York señaló que “encontramos que unos 24.000 millones de dólares fueron a residentes estadounidenses nacidos en México, Centroamérica y República Dominicana entre abril y septiembre” de 2020, cuando empezaron a entregarse las ayudas de pandemia dentro de la ley CARES.

Porfirio Gabriel, organizador que recluta trabajadores para ir al norte, a la derecha, y José González, en el centro, visitan a una vecina en la comunidad indígena puerpecha de Comachuen. Foto: AP

Aunque la gente en Comachuén dice utilizar su dinero para educar a sus hijos e invertir en negocios, los estudios dicen que la gran mayoría de las remesas se utilizan para subsistencia: comprar más comida o medicamentos, o electrodomésticos necesarios como refrigeradores que a la larga ahorran dinero a las familias en gastos de alimentación.

También hay un extraño paralelismo: los mayores flujos de remesas van a los estados mexicanos más castigados por la violencia, como Guanajuato, Zacatecas, Jalisco o Michoacán.

Escobar señaló que la emigración y el crimen en ocasiones van de la mano. Las personas que reciben fondos del extranjero se convierten en blanco de los criminales, lo que siembra miedo y hace que más gente emigre.

“Las familias de Michoacán ya tratan no decir cuánto reciben remesas, tratan de ir a una sucursal que no sea la de junto a su casa, tratan de ya no presumir esto, porque las familias que reciben remesas se vuelven blanco. Pues básicamente de secuestros para quedarse con el dinero de estas personas”, explicó Escobar.

Raúl Delgado, que dirige la división de estudios de desarrollo en la Universidad de Zacatecas, dijo ver un “ciclo vicioso, perverso” en el endurecimiento de restricciones en la frontera estadounidense. Las restricciones hacen que los contrabandistas se vuelvan más necesarios, lo que a su vez da poder a las bandas criminales que acosan a la población local, que entonces abandona su comunidad natal debido a la violencia. (Información de AP)

 

Santiago Nava, trabajador migrante temporal de Hidalgo, México, que está en su primer viaje como trabajador estacional, limpia un contenedor en un establecimiento que procesa cangrejos en Fishing Creek, Maryland. Foto: AP

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HLL
 

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