México. Todo parece indicar que el conflicto de Rusia con Ucrania, está comenzando a afectar en la producción de gas natural en todo el mundo y México sería uno de los afectados, ya que Estados Unidos podría acaparar el gas natural.
Así lo informó el experto en el tema Alejandro Villalobos Hiriart, quien advirtió que EU ya comenzó a trabajar en ello y México, no.
El Presidente Biden ha dicho que va a enviar más gas natural licuado (GNL) a Europa para reducir la dependencia de Rusia y eso significaría que habría menos disponibilidad de gas para el País”, detalló.
México está entre los países con mayor cantidad de reservas de gas natural, sostuvo, por lo que se debe emplear el “fracking” para la extracción, ya que la mayoría se encuentra en áreas no convencionales.
Ayer, Grupo REFORMA publicó que México importa el 89 por ciento del gas que consume, sin incluir el autoconsumo de la industria petrolera, y el 99.7 por ciento de las compras al extranjero proviene de Estados Unidos.
En febrero pasado, Europa fue el principal importador de GNL de Estados Unidos por tercer mes consecutivo, absorbiendo casi las tres cuartas partes de las exportaciones estadounidenses, según datos preliminares que la consultora Refinitiv, reportó Reuters.
Limitan envío de gas natural
Y aunque en el corto plazo el envío a Europa de GNL está limitado por la infraestructura, la situación presionará la construcción de terminales, consideró Villalobos.
Al cierre de noviembre pasado, la capacidad máxima de licuefacción de gas natural en Estados Unidos era de 11.6 mil millones de pies cúbicos diarios y se estimaba que se agregaran otros 2.3 mil millones este año con dos proyectos, según la Administración de Información Energética (EIA).
Sin embargo, los proyectos podrían acelerarse por la demanda europea.
Por ejemplo, Olaf Scholz, Canciller de Alemania, dijo el domingo pasado que su Gobierno aceleraría la construcción de dos terminales de importación de GNL.
Aparte, Liz Truss, Ministra de Relaciones Exteriores de Reino Unido, ha planteado la idea de establecer con el tiempo techos para la cantidad de petróleo y gas que las economías del G-7 importan de Rusia.
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