Ciudad de México.- Una nueva polémica ha sacudido al gremio científico nacional, luego de que Conacyt solicitara a sus miembros clasificar, sin pautas claras ni uniformes, el trabajo de sus pares, en un inédito ejercicio que abre la puerta a la arbitrariedad y discriminación.

Esto a través de la prelación en la que, por primera vez, las comisiones dictaminadoras del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) deben ordenar las solicitudes de ingreso, permanencia o promoción al mismo -que este año rebasan las 15 mil-, tal cual quedó establecido en la más reciente reforma a su Reglamento, la quinta tan sólo en esta Administración. 

“No hay parámetros claros. Ese es el grave problema, no queda claro cómo se ajustan las prelaciones. Entonces, sí hay un espacio para la arbitrariedad y para poca claridad ahí”, expresa en entrevista una persona que forma parte de una comisión dictaminadora y que ha preferido permanecer anónima. 

Mientras el Artículo 12 del Reglamento se limita a decir que “las comisiones dictaminadoras entregarán al Consejo General (del SNI) las recomendaciones de las evaluaciones por nivel y orden de prelación, de acuerdo con el presente Reglamento y la demás normativa aplicable”, la directora del Sistema, Liza Aceves, tampoco ha ofrecido mayor detalle sobre cómo llevar esto a cabo.

“Nunca hemos tenido la necesidad de utilizarlo en el SNI, pero sí vale la pena decir que habrá tres niveles de prelación por cada uno de los niveles que se otorguen en las áreas de conocimiento”, dijo la funcionaria durante la sesión de capacitación en línea sobre el proceso de evaluación 2022 del SNI, transmitida el pasado 13 de septiembre y de acceso público en la cuenta de YouTube de Conacyt

“Y que en caso de tener limitaciones en términos monetarios, nosotros sabemos que el SNI todos los años cumple con todos los apoyos asignados y así lo seguiremos haciendo, pero en esta ocasión el reglamento tiene ya un elemento para poder prelar en caso de que fuera necesario, a partir de criterios que provienen de las propias comisiones y que son estrictamente académicos y decididos por ustedes”, agregó Aceves. 

De ahí que se encendieran las alarmas entre la comunidad de investigadores, en quienes recaería entonces la potencial responsabilidad de que algunos colegas, aún siendo admitidos dentro del Sistema, no reciban el estímulo económico. 

Pese a lo anticipado por la propia titular del SNI -incompatible con el aumento presupuestal del 6 por ciento con que contaría el Sistema el año próximo, según lo proyectado en el PPEF (REFORMA 19/09/2022)-, no en todas las comisiones se ha manejado así el tema de la prelación.

“No nos han dicho eso, que algunos tendrán acceso (a recursos) y otros no; nos pidieron que se hiciera esa prelación, pero no con esos términos. No estamos seguros que eso vaya a ser así”, comparte la persona que ha pedido omitir su nombre. 

“Lo que yo entiendo es que es un parámetro para evaluar más que lo que está propiamente en el expediente, una manera de evaluar otro tipo de factores”. 

Pero la posibilidad de que la prelación sea utilizada para dar prioridad a algunos investigadores sobre otros en cuanto al otorgamiento de recursos pareció refrendada durante una reciente reunión virtual con presidentes de comisiones, a cuyo audio Grupo Reforma tuvo acceso. 

“Recuerden que son dos cosas independientes que en algún momento convergen en el SNI. Primeramente, el SNI hace un reconocimiento a la trayectoria de los científicos, humanistas y tecnólogos en otorgarles una distinción”, se escucha decir a Araceli Ontiveros, subdirectora de Operación del Sistema. 

“En un segundo momento, si cumplen con ciertos requisitos del Reglamento, entonces se puede otorgar un apoyo económico asociado a esa distinción. Pero no quiere decir que todos los aprobados puedan tener el apoyo económico”, resalta, separando por vez primera el nombramiento del estímulo que históricamente le había sido inherente, en un instrumento que surgió para paliar los bajos sueldos de los científicos del País. 

“Discúlpame, Araceli”, revira de inmediato un académico, “me gustaría saber, en estos casos, ¿qué es lo que se le va a decir al investigador? ¿’Usted es SNI III, pero no alcanzó el dinero’?”. 

“Eso lo va a definir el Consejo General (del SNI), doctor”, responde Ontiveros. “En este momento, al no conocer el número de personas, y el impacto del ingreso, no se puede definir a qué personas no se les otorgará (el estímulo económico) o sí se les otorgue a todas, o quizás a ninguna. Pero tenemos que tener primeramente los resultados y la prelación”. 

En un ambiente generalizado de incertidumbre y preocupación, otra investigadora cuestiona “entonces, ¿de qué sirve que estemos revisando todo esto?”. 

“Porque se les otorga una distinción, doctora. La distinción es la que se otorga. Ustedes lo que otorgan, ustedes miembros de comisión y creo que ahora sí llegamos al punto medular de la acción de las comisiones, ustedes lo que otorgan es una distinción, ustedes recomiendan una distinción”, reiterativa Ontiveros. 

“Ustedes no le recomiendan al Sistema otorgarle el apoyo económico o no (a un investigador). Ustedes le recomiendan al Sistema que esa persona acceda a una candidatura, a un Nivel I, a un Nivel II, a un Nivel III”. 

“A ver, licenciada”, reacciona otra de las académicas. “Entonces, si nosotros ya evaluamos la calidad de los trabajos, se otorga la distinción, pero a final de cuentas ustedes van a decidir a quién se da el apoyo económico. ¿Por qué no lo hacen de una vez después de lo que nosotros decidamos? No nos dejen a nosotros lo de la prelación”.

“Ustedes deben hacer la prelación por la calidad, doctora. Es lo que le menciono”, dice, sin más, la subdirectora de Operación.

Si bien el descontento generalizado de varias comisiones dictaminadoras -conformadas este año por un proceso computarizado de insaculación del cual salieron electos miembros como Julia Tagüeña o Gabriela Dutrénit, parte de los 31 científicos y exfuncionarios perseguidos por la FGR- sugería la suspensión del requisito de prelación, varias continuaron con el mismo, realizado al juicio de cada uno de los miembros que las conforman. 

“Cada quién tuvo que hacer la prelación de acuerdo a sus propia apreciación de los expedientes, y tomando en cuenta la trayectoria general, no nada más lo que estaba ahí puesto cuantitativamente en el expediente. Pero yo supongo que cada quién hizo cosas distintas”, cuenta quien ha ofrecido su testimonio anónimamente. 

En su caso, ¿cómo lo llevó a cabo?, se le preguntó.

Todo tiene que ver ahí con los demás candidatos. O sea, hay candidatos, por ejemplo, mujeres que han tenido hijos durante el tiempo de su carrera, que han tenido mayor dificultad para acceder a puestos laborales fijos. Patrones de ese tipo, que a mi modo de ver deberían de estar en una cierta prelación más alta respecto a personas que han tenido otro tipo de ventajas. Es una cuestión ahí comparativa. 

¿Termina siendo, entonces, una jerarquía de quién merece más el apoyo?

Pues sí, al final de cuentas eso es. Ese es el problema, a mí me parece que ahí está el problema: que no debería de haber ese tipo de jerarquización. Debería de haber un proceso más equitativo.

Como con otras controversias -que no han sido pocas durante la actual gestión de Conacyt-, el silencio y la falta de esclarecimiento de las autoridades no hace más que agudizar la incertidumbre de la comunidad, cuyos miembros debieron concluir con las evaluaciones este lunes para dar paso a las sesiones plenarias.

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FRG

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