Por Peter S. Goodman, de The New York Times, en exclusiva para AM en Guanajuato.
Ciudad de México.- Conforme las compañías estadounidenses recalculan los riesgos de depender de las fábricas chinas para elaborar sus productos, algunos están llevando sus negocios a un país mucho más cercano a casa: México.
La tendencia actual conocida como “near-shoring” (relocalización cercana) ha llamado la atención de nada más ni nada menos que Walmart, el imperio global minorista con sede en Arkansas.
En los primeros meses de 2022, cuando Walmart necesitaba un millón de dólares en uniformes de la compañía (más de 50.000 en una orden), no los compró a sus proveedores habituales en China, sino a Preslow, un negocio familiar de ropa en México.
Era febrero de 2022 y parecía que los esquemas del comercio global sufrirían alteraciones. La peor pandemia en un siglo había afectado los envíos. El costo de transportar productos del otro lado del Pacífico se disparó y los puertos estaban saturados con embotellamientos flotantes, una clara indicación de los peligros de depender de un solo país lejano para productos esenciales.
Entre las compañías multinacionales, las décadas de fe en los méritos de fabricar los productos en China han estado bajo escrutinio, en especial por la intensificación de la animosidad entre Washington y Pekín.
En su oficina en Ciudad de México, Isaac Presburger, director de ventas de Preslow, tomó el pedido de Walmart como una señal del papel cada vez más importante de su país en la economía y las oportunidades que fluyen por compartir el mismo lado del Pacífico con Estados Unidos.
Presburger recordó: “Walmart tenía un gran problema con su suministro. Por eso dijo: ‘OK, México, sálvame’”.
La geografía es un factor que motiva a las empresas estadounidenses a trasladar sus negocios a México. El envío de un contenedor lleno de bienes a Estados Unidos desde China en general tarda un mes, un tiempo que se duplicó o triplicó durante las peores interrupciones de la pandemia. En cambio, los envíos de las fábricas en México a los minoristas en Estados Unidos pueden tardar menos de dos semanas.
Raine Mahdi, fundador de Zipfox, una compañía con sede en San Diego que vincula a fábricas en México con empresas estadounidenses que buscan alternativas a Asia, comentó: “Todos los que tienen proveedores chinos entienden que no hay manera de esquivar el océano Pacífico, no hay tecnología para eso. Siempre hay presión de los clientes: ‘¿Puedes traerlo aquí más rápido?’”.
Durante los primeros diez meses de 2022, México exportó 382.000 millones de dólares en mercancías a Estados Unidos, un incremento de más del 20 por ciento en comparación con el mismo periodo en 2021, según datos del censo de Estados Unidos. Desde 2019, las importaciones estadounidenses de artículos mexicanos han aumentado más de una cuarta parte.
En 2021, los inversionistas estadounidenses destinaron más dinero a México (con la adquisición de compañías y la financiación de proyectos) que a China, de acuerdo con un análisis del Instituto Global McKinsey.
Los expertos en comercio afirman que es casi una certeza que China seguirá siendo un componente central de la manufactura durante años. Sin embargo, el cambio hacia México representa una redistribución marginal de la capacidad de fabricación mundial ante el reconocimiento de peligros, desde realineaciones geopolíticas hasta los desafíos del cambio climático, cada vez más intensos.
Michael Burns, socio gerente en Murray Hill Group, una firma de inversión enfocada en la cadena de suministro, mencionó: “No se trata de desglobalización. Es la siguiente fase de la globalización, que se enfoca en las redes regionales”.
Dado que Estados Unidos, México y Canadá operan dentro de una zona comercial extensa, sus cadenas de suminitro a menudo están entrelazadas. Cada uno contribuye con partes y materias primas que los demás usan para fabricar productos. Por ejemplo, en los autos ensamblados en México se usan muchas partes producidas en fábricas en Estados Unidos.
En general, alrededor del 40 por ciento del valor de las exportaciones de México a Estados Unidos consisten en componentes hechos en plantas estadounidenses, según un artículo de investigación muy citado. Aun así, solo el 4 por ciento de las importaciones de China son hechas en Estados Unidos.
Un representante de Walmart describió el interés de la compañía en México como parte de un esfuerzo para que su cadena de suministro sea menos vulnerable a problemas en cualquier región.
Por ahora, México no tiene la capacidad para asumir el lugar de China como proveedor dominante de una amplia gama de artículos.
En la fábrica Preslow, ubicada alrededor de 80 kilómetros al norte de Ciudad de México, una mañana reciente había 200 costureras sentadas frente a máquinas de coser ruidosas cosiendo prendas mientras se escuchaban acordes de música folclórica mexicana.
Había también diseñadores locales sentados frente a computadoras realizando nuevas creaciones.
No obstante, los anaqueles de almacenamiento estaban llenos de rollos de tela sintética, casi toda hecha en China.
Presburger precisó: “Todos los materiales básicos se siguen importando de China porque no hay proveedores aquí. Las telas que yo uso son imposibles de conseguir en México”.
La realineación geopolítica
Algunas personas dentro de la industria del vestido prevén que el atractivo de México se desvancerá cuando vuelva la normalidad a la cadena de suministro global.
Los precios del transporte descendieron de manera marcada durante el año pasado. China ha comenzado a relajar las restricciones por la COVID-19. Los fabricantes de ropa chinos están tratando de convencer a los negocios con tácticas agresivas, como ofrecer grandes descuentos, según Bernardo Samper, agente de abastecimiento en Nueva York desde hace tiempo.
Samper indicó: “Al final, todo se mueve en torno al precio”.
No obstante, en México, los negocios confían en que continúe la hostilidad entre Estados Unidos y China.
La invasión rusa de Ucrania y los lazos profundos de Rusia con China han amplificado la sensación de que el mundo se está dividiendo en campos diferenciados de aliados y enemigos.
Las empresas necesitan cadenas de suministro confiables.
Lectra, una compañía francesa que elabora máquinas que cortan la tela en piezas para la industria del vestido, ha visto crecer sus ventas en México y Centroamérica casi un tercio a lo largo del año pasado.
Carlos Sarmiento, el director comercial para la región de esa compañía, señaló: “Lo que está impulsando la relocalización cercana es básicamente la situación entre Estados Unidos y China”.
Sarmiento agregó: “No es que China vaya a desaparecer del mercado estadounidense. Es que hay mayor apertura para ver a México y Centroamérica como una alternativa en lugar de depender por completo de China”.
c.2022 The New York Times Company