Una enorme columna de humo de contaminantes salen desde las instalaciones de la refinería de Pemex en Salamanca.

La calidad del aire en una porción del estado de Guanajuato y en el Valle de México, resiente desde hace más de medio siglo el impacto de las emisiones contaminantes de las refinerías de Petróleos Mexicanos en Salamanca y Tula. 

En Salamanca, en donde la refinería convive también con una termoeléctrica, una de las estaciones de monitoreo de calidad del aire registraba apenas ayer a las 11:00 horas concentraciones de partículas PM2.5 -las más dañinas para la salud- que excedían de 7 a 10 veces el límite recomendable, de acuerdo con el sitio IQAir. 

La refinería “Antonio M. Amor”, de Salamanca, genera el 80 por ciento de la contaminación por SO2 en Guanajuato, según la Secretaría de Medio Ambiente estatal. Es además la instalación industrial que emite más dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera en todo el país.

Apenas el pasado 18 de febrero fue activada en el municipio la Fase de Vulnerabilidad Atmosférica por una emisión amarillenta proveniente de la refinería. 

Pemex informó que la emisión se debió a un “disturbio” en el suministro de servicios de la planta catalítica y que consistió en 99 por ciento de vapor de agua. No obstante, una estación de monitoreo de la calidad del aire registró un incremento en las concentraciones de SO2 y de partículas PM10 y PM2.5.

También en Hidalgo

La actividad en Tula de la refinería y de la termoeléctrica de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha sido identificada como uno de los principales factores detonantes de contingencias ambientales en la Ciudad de México y su área metropolitana.

El complejo industrial de Tula ocupa el segundo lugar en emisiones de dióxido de azufre (SO2) en América del Norte, de acuerdo con el Observatorio Ciudadano de la Calidad del Aire (OCCA).

La refinería “Miguel Hidalgo” por sí misma, sostiene México Evalúa, es responsable de una quinta parte de la contaminación por SO2 y partículas PM2.5 en el Valle de México.

Organizaciones ambientalistas han advertido que los niveles en superficie de SO2 en la Zona Metropolitana del Valle de México están fuertemente ligados a los patrones de vientos predominantes provenientes del complejo de Tula.

Los altos niveles de contaminación atmosférica en la zona llevaron el año pasado Comisión Ambiental de la Megalópolis (Came) a solicitar que la refinería de Tula, Hidalgo, no operará a más del 75 por ciento de su capacidad del total de proceso, disminuyendo la combustión en calentadores a fuego directo y calderas.

En su Informe de sostenibilidad 2021, Pemex reportó que las emisiones de gases de efecto invernadero en sus 6 refinerías aumentaron 10.5 por ciento respecto al año previo al llegar a 15.2 millones de toneladas de CO2 equivalente.

HEP

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