Da caída de Chong impulso a Alito

Ciudad de México.- Hoy parece lejano, pero hubo un tiempo en que Alejandro Moreno, dirigente nacional del Partido Revolucionario Institucional, y el senador Miguel Ángel Osorio Chong, desplazado esta semana de la coordinación de la bancada priista en el Senado, eran amigos. 

Uña y mugre, dicen algunos priistas que estuvieron cerca de ellos entre 2012 y 2015. Trabajaban de la mano, en el mismo equipo, con los mismos objetivos. Eran también tiempos de gloria para el partido tricolor. Después de 12 años de no tener la silla presidencial, los priistas regresaban al poder que tan bien conocían.

Osorio Chong y Moreno estuvieron en las primeras filas de esa batalla para conseguir que Enrique Peña Nieto ganara las elecciones en 2012. El hidalguense (1964) como secretario de Organización del Comité Ejecutivo Nacional del PRI y el campechano (1975) como secretario de Operación Política. Fueron nombrados al mismo tiempo por el entonces dirigente nacional del partido Pedro Joaquín Coldwell en un claro acomodo de fichas hacia el proceso electoral que ese año se celebraría el 1 de julio.

Apadrinado por Manlio Fabio Beltrones, Moreno llegó a la presidencia de la Comisión de Gobernación en la Cámara de Diputados no sin antes pasar por las listas de candidaturas plurinominales conformadas unos meses antes por Peña Nieto y sus más cercanos, entre ellos Osorio Chong. En ese puesto Moreno y Osorio Chong, secretario de Gobernación, trabajaron estrechamente. Priistas que compartieron bancada con Moreno en la LXII Legislatura relatan a este diario que entonces el campechano hacía todo lo posible por quedar bien con el funcionario federal. 

Después de ser senador, estar en la campaña de Peña Nieto y entonces diputado, Moreno tenía claro su siguiente paso: ser gobernador de su estado, y para ello necesitaba el apoyo del poderoso secretario de Gobernación, en este tiempo también el suspirante más fuerte a suceder Peña Nieto.

Alito, como se le conoce a Moreno, logró su cometido en 2015, pero mientras él ascendía, Osorio Chong caía. Los primeros golpes: la ejecuciones extrajudiciales de Tlatlaya y la desaparición de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa en septiembre de 2014. La siguiente mancha al tigre: las protestas en todo el país y sin control de los maestros contra la reforma educativa entre 2015 y 2016. Y el tercer acto y el inicio del fin de las aspiraciones de Osorio Chong: los cambios a los estatutos al interior del PRI en agosto de 2017 para permitir a un “simpatizante” del tricolor ser candidato presidencial, condición que cumplía el entonces secretario de Hacienda José Antonio Meade y quien eventualmente se convirtió en el elegido.

Todavía en ese punto, y de acuerdo con dos priistas cercanos a ambos en ese tiempo, Moreno siguió apoyando al hidalguense. Pero ya no hubo marcha atrás cuando el exsecretario de Relaciones Exteriores Luis Videgaray destapó a Meade en un encuentro con embajadores y cónsules. El presidente Enrique Peña Nieto pidió entonces apoyar a su secretario de Hacienda y Moreno, como los demás priistas, obedecieron. Era natural entonces en el PRI cuadrarse.

El siguiente capítulo es historia conocida. La derrota del PRI por la aplanadora Morena, encabezada por el candidato de izquierda Andrés Manuel López Obrador. La huida de la mayoría de los priistas de la vieja guardia, el acomodo de algunos políticos tricolor en el fuero, como Osorio Chong y la senadora Claudia Ruiz Massieu, entre otros, y la elección de Moreno como dirigente nacional. El campechano tomó el control del partido (o lo que queda de él), cambió a los integrantes del Comité Ejecutivo Nacional y a los miembros de los comités directivos estatales.

A penas hace unos días, tras meses de desencuentros y luego de que Osorio Chong se opusiera a las reformas estatutarias para ampliar el periodo de Moreno al frente del partido, el exsecretario de Gobernación dejó la coordinación del Senado y tambalea en su militancia dentro del tricolor.

La reunión del jueves pasado, de dos horas y media a puerta cerrada en el seno de la Cámara de Senadores, fue tensa, dijeron a El País senadores que estuvieron presentes. Osorio Chong se negó a dejar su posición argumentando que la convocatoria a la asamblea fue ilegal porque el único que podía convocarla era él. 

Algunos priistas de la vieja guardia consultados para este artículo consideran que el partido está en vías de extinción, que lo observado esta semana es solo una de las muestras, aunado a las derrotas en las elecciones de 2021 y la pérdida de estados tan emblemáticamente priistas como Hidalgo el año pasado, después de ser gobernado durante 93 años por el tricolor. Otros siguen siendo optimistas. Señalan que han visto ya las honras fúnebres del PRI, pero ha vuelto a resurgir.

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FRG

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