Ciudad de México.– Ya hay fecha oficial para el desembarco de los primeros vagones del Tren Maya. El director del Fondo Nacional de Desarrollo al Turismo (Fonatur), Javier May, ha anunciado ayer que el 8 de julio, exactamente dentro de dos meses, llegarán los primeros compartimentos a Cancún. En un primer momento comenzarán las pruebas estáticas y está previsto que en agosto empiece a rodar por las vías.
Desde luego vamos también a cumplir el compromiso de que el Tren Maya va a estar inaugurado en diciembre de 2023 por el bien de todos”, ha dicho May, en referencia a la promesa del presidente, Andrés Manuel López Obrador, que este fin de semana aseguró que la obra iba a ser inaugurada “en diciembre, llueva, truene o relampaguee”.
Siguen creciendo las expectativas por la megaobra de López Obrador. Mientras, por un lado, las críticas medioambientales asedian al proyecto, especialmente en el tramo 5, uno de los más delicados del recorrido, el equipo de Gobierno continúa trabajando ajeno a las polémicas para llegar a tiempo al límite marcado por el presidente.
El Tren Maya va a recorrer unos 1.500 kilómetros a lo largo de la península del Yucatán. El proyecto está dividido en siete tramos, y no todos ellos avanzan al mismo ritmo. Uno de los más adelantados es el tramo 4, que une Izamal con el aeropuerto de Cancún. Ya están listos 120 de los 236 kilómetros y las estaciones -una de ellas colocada en la entrada de la zona arqueológica más visitada de México, Chichén Itza-, están casi al 60 %, según ha señalado Javier May este martes en la conferencia de López Obrador.
Está planeado que sea en este tramo donde se pruebe en agosto el rodamiento del primer tren. Maite Ramos, la directora de Alstom México, la empresa encargada de la fabricación del tren ha señalado que “ya se está trabajando” para desplazar los vagones desde Hidalgo hasta Cancún. “En este tren pesa cada caja más de 50 toneladas, más la cabina, se tiene que llevar en grandes plataformas en las cuales se trasladara más de 1.500 kilómetros. Es todo un operativo, un gran evento, nos tiene ocupados y trabajando todos juntos”, ha dicho Ramos que ha precisado que cada vagón mide 25 metros de largo y que se terminará de ensamblar en Cancún.
Una vez allí comenzarán las pruebas “estáticas y dinámicas”: “Se prueba absolutamente todo: el agua, la luz, la puerta, la cabina… Primero toda la parte electromecánica y de funcionamiento del tren y después se tiene que correr en la vía. 15.000 kilómetros se tiene que correr el primer tren para que probemos absolutamente todo”, ha dicho Ramos. La directora de Alstom ha señalado que el tren va a contar con un sistema de sensores que retransmitirán cada 30 segundos el estado de la infraestructura para prevenir fallos.
El Tren Maya es la apuesta estrella de López Obrador para el sur de México. El presidente aboga por el empleo y la inversión turística que dejará la obra una vez esté completada. Sin embargo, el impacto ambiental que tendrá la construcción y la operación del tren ha supuesto desde el principio un lastre al proyecto.
La deforestación de miles de hectáreas de selva, la destrucción de manglares, la cimentación del tren en terrenos delicadísimos como los cenotes y cuevas subterráneas, o la construcción de grandes infraestructuras en terreno protegido ha creado un gran frente ambiental contra el proyecto. El último escándalo: las imágenes de cenotes rellenados con concretos.
Las críticas no solo han llegado desde dentro del país, el pasado abril la Comisión para la Cooperación Ambiental del T-MEC pidió abrir un “expediente de hechos” sobre el proyecto. El reporte, que sería elaborado por los especialistas de México, Estados Unidos y Canadá de la comisión del tratado comercial, serviría para informar a la población sobre los riesgos e implicaciones ambientales, ante lo que consideran un vacío de información por parte de las autoridades mexicanas. La comisión notificó al Gobierno de López Obrador de su recomendación de emitir tal expediente, ya que la información proporcionada por su Administración no esclarece dudas sobre el cumplimiento de la ley.
El Gobierno aprobó un presupuesto inicial de 63,000 millones de pesos para el Tren Maya, pero los sobrecostos ya han añadido 32,000 millones de pesos adicionales. En 2022, el proyecto ferroviario emblema ya registraba un alza del 51 % en la asignación de recursos públicos respecto al presupuesto de egresos avalado en el pleno de San Lázaro. En total, el coste del tren apunta de momento a más de 95,000 millones, según cifras oficiales.
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FRG