Luis Cresencio Sandoval, Andrés Manuel López Obrador y Alejandro Encinas, en junio de 2022.

 

 

Por: Natalie Kitroeff y Ronen Bergman de The New York Times en exclusiva para AM

Estados Unidos.- Cuando investigaba los abusos de las fuerzas armadas, el principal funcionario de derechos humanos del país fue infectado con el programa espía, según averiguó el Times.

Es un viejo amigo del presidente, por décadas ha sido un aliado político cercano y ahora es el más alto funcionario de derechos humanos del gobierno.

Y ha sido espiado, en repetidas ocasiones.

Alejandro Encinas, el subsecretario de derechos humanos de México, fue blanco de Pegasus, el mal reputado programa espía, mientras investigaba abusos del Ejército, según cuatro personas que hablaron con él sobre el ataque. Un análisis forense independiente confirmó el hackeo.

Por mucho tiempo, México ha estado plagado de escándalos de espionaje. Pero este es el primer caso confirmado en que un integrante de alto rango de un gobierno —y alguien tan cercano al presidente— ha sido vigilado por Pegasus en los más de diez años en los que la herramienta de espionaje se ha empleado en el país.

Los ataques a Encinas, que no habían sido reportados antes, socavan gravemente la promesa del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien dijo que pondría fin a las prácticas de espionaje, que ha calificado de “ilegales”, ocurridas en el pasado. Y, cuando ni siquiera los aliados del presidente parecen estar a salvo, los ataques también son un indicio claro del uso despreocupado de la vigilancia en México.

La licencia de Pegasus está permitida solo a agencias del gobierno, y aunque no hay pruebas definitivas sobre cuál es la que realizó el hackeo al celular de Encinas, el ejército es la única entidad en México que tiene acceso al programa espía, según cinco personas con conocimiento de los contratos. De hecho, el ejército mexicano ha infectado más celulares con esa tecnología que cualquier otra instancia gubernamental en el mundo.

Tensión entre Alejandro Encinas y el Ejército

Por mucho tiempo, Encinas ha estado en tensión con las fuerzas armadas. Él y su equipo las han acusado de estar involucradas en la desaparición de 43 estudiantes, un caso que constituye una de las peores violaciones de derechos humanos en la historia reciente del país.

Su celular ha sido infectado varias veces —incluso el año pasado, mientras lideraba la comisión de la verdad del gobierno sobre la desaparición— lo que le dio a los piratas informáticos acceso ilimitado a toda su vida digital, de acuerdo con las cuatro personas que han hablado de este asunto con él.

Hace varios años, se empleó Pegasus en contra de algunos de los periodistas y defensores de la democracia más destacados de México, lo que desató un escándalo internacional que marcó al sexenio pasado.

Ahora, en meses recientes han surgido nuevos casos que confirman que el programa espía se empleó en contra de defensores de derechos humanos y periodistas locales también durante el gobierno de López Obrador.

Aun así, los ataques a Encinas destacan entre los casos que se han visto en México.

Si alguien tan cercano al presidente como Alejandro Encinas es vigilado, está claro que no hay un control democrático del programa espía”, dijo Eduardo Bohórquez, director del capítulo mexicano de Transparencia Internacional, un grupo anticorrupción.

“No hay pesos y contrapesos”, añadió. “El ejército tiene un poder enorme y no tiene supervisión democrática”.

Encinas no respondió a varios pedidos de comentarios. El presidente de México y la Secretaría de la Defensa tampoco respondieron a las solicitudes de comentario.

Pegasus puede infectar un celular sin dar señales de la invasión y extraer todo su contenido: cada correo electrónico, mensaje de texto, fotografía, cita en el calendario. Puede ver lo que se ve por la cámara del teléfono o escuchar a través de su micrófono, incluso si el celular parece que está apagado.

Personas que hablaron con Encinas sobre los hackeos dijeron que él se enteró de los detalles de las infecciones después de que fueron confirmadas por Citizen Lab, un grupo de vigilancia con sede en la Universidad de Toronto. Este grupo realizó un análisis forense de su teléfono que no se ha dado a conocer.

El grupo también halló pruebas de que se habían infiltrado con Pegasus los celulares de otros dos funcionarios gubernamentales que trabajan con Encinas y han estado involucrados en indagatorias de violación a los derechos humanos por parte de las fuerzas armadas, según indicaron tres personas con conocimiento de los hackeos.

Citizen Lab no quiso hacer comentarios.

NSO Group, el fabricante israelí de Pegasus, abrió una investigación sobre los ciberataques a defensores de derechos humanos en México luego de reportes recientes realizados por The New York Times sobre el uso del programa espía por parte del ejército, según una persona familiarizada con las investigaciones de conformidad de NSO.

La empresa también empezó a analizar los ataques a Encinas y sus dos colegas luego de que el Times preguntó sobre dichos hackeos, dijo esa persona.

NSO aseguró, a través de un comunicado, que no opera sistemas individuales de Pegasus, sino que “investiga todas las denuncias creíbles de uso incorrecto”, y añadió: “investigaciones pasadas de NSO han resultado en la cancelación de varios contratos respecto al uso inapropiado de nuestras tecnologías”.

El ataque cibernético ha puesto a Encinas y al presidente en una posición difícil. A principios de marzo, Encinas se reunió con López Obrador para hablar sobre el espionaje y si debía darlo a conocer, según varias personas que fueron informadas de la conversación.

Pero desde entonces, indicaron, Encinas ha guardado silencio sobre la infección con Pegasus.

En el verano, Encinas y su equipo publicaron un informe explosivo sobre la desaparición de los 43 estudiantes que señalaba que los militares habían tenido un papel y describía los acontecimientos como “crimen de Estado”.

Luego surgieron dudas sobre las pruebas y Encinas fue sujeto de un intenso escrutinio, sobre todo después de que en una entrevista con el Times admitió que información clave de la investigación se había “invalidado”.

Los abogados que representan a los militares implicados en el caso pidieron su renuncia y lo demandaron por falsificación de pruebas. Desde el inicio, López Obrador ha respaldado a Encinas, y ha dicho que es “un servidor público ejemplar, al que le tenemos toda la confianza”.

Desde hace más de dos décadas que los dos hombres han sido aliados y socios políticos: Encinas fue parte del gabinete de López Obrador en 2000, cuando asumió la jefatura de gobierno de Ciudad de México.

“Andrés es mi amigo, es mi compañero”, se reportó que dijo Encinas en 2011. “Somos parte de un equipo y de un proyecto”.

Pero desde que López Obrador asumió la presidencia, no siempre han estado alineados en el tema del poder creciente del ejército.

Las fuerzas armadas del país han aumentado ampliamente su autoridad en el mandato de López Obrador, acumulando control sobre la vigilancia así como una formidable selección de otras actividades, entre ellas gran parte de la construcción de un tren de alrededor de 1460 kilómetros y un aeropuerto, la distribución de medicinas y la administración de puertos y aduanas.

Encinas ha sido una de las pocas personas dentro del gobierno dispuestas a criticar al ejército.

Cuando a principios de este año unos soldados mataron a cinco personas en el norte de México, Encinas dijo en público que los hombres desarmados habían sido “ejecutados” por el ejército.

Pero el presidente no ha moderado su apoyo a las fuerzas armadas. A pesar de que las pruebas del mal uso de Pegasus por parte del ejército se han acumulado, López Obrador ha seguido negando que se esté llevando a cabo espionaje.

“Nosotros no espiamos a nadie”, dijo en marzo López Obrador. Y añadió: “es un acto de deshonestidad y falta de principios”.

Cuando el Ministerio de Defensa israelí otorga licencias de venta de Pegasus a agencias gubernamentales, estas deben firmar un contrato aceptando usar la herramienta de vigilancia exclusivamente para combatir la delincuencia grave y el terrorismo, según tres funcionarios de Defensa de Israel.

Revisan si acuerdo fue violado

NSO ahora investiga si es que el uso de Pegasus en México violó dicho acuerdo.

NSO, que enfrenta dos demandas en EE. UU. presentadas por Apple y Meta, la empresa dueña de WhatsApp, está bajo más presión que nunca para demostrar que cumple sus propias reglas. El gobierno de Joe Biden también puso a la empresa israelí en una lista de restricciones en 2021, por la preocupación en torno al modo en que Pegasus se empleaba para “atacar de forma maliciosa” a disidentes en todo el mundo.

NSO apeló la decisión, pero como parte del proceso, la empresa debe mostrar cómo es que está evitando que se use de forma abusiva.

Un alto ejecutivo de NSO dijo que la empresa había desactivado a 10 clientes luego de que incumplieron con los términos de sus contratos. Uno de ellos, el emir de Dubái, usó Pegasus para espiar a su exesposa, según registros judiciales que se hicieron públicos.

Si NSO confirma que Encinas y los demás fueron atacados sin motivo legítimo, la empresa podría cancelar de inmediato el acceso del ejército mexicano a Pegasus.

En público, la postura de López Obrador no ha cambiado. Luego de que el Times dio a conocer cómo fue que el ejército de México se convirtió en el primer usuario de Pegasus, y el más prolífico, el presidente declaró que las fuerzas armadas “son respetuosos de los derechos humanos y no se hace espionaje, como se hacía antes”.

c. 2023 The New York Times Company

JRL

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